Hemos Comido…en Laredo, este es un sitio que tengo vigilado de lejos y que me gustaría visitarlo más a menudo.
Junio 2017. Si hay algo que me gusta visitar son lo que yo considero tascas ilustradas, lugares donde brilla la informalidad y las elaboraciones suelen estar por encima de lo esperado, siendo habitualmente lugares pequeños y no de excesivo brillo o modernidad.
No es la primera vez que me acerco y me conocen, así que habitualmente les pido un desfile por su cocina que suele ser unos cuantos pinchos y una ración de segundo, siempre suele haber habituales de la carta que no me importa repetir y algún segundo diferente.
La oferta no es la habitual de la zona, enfocada al turismo más básico, donde predomina la tosta de pan con algo encima y las raciones clásicas; aquí no existe clasicismo ninguno, todo es cocina puntera y laboraciones novedosas.
¿Os habeis parado a pensar en la cantidad de humildes, pero grandes cocinas, que se escapan a nuestro conocimiento por la cantidad de información que nos bombardea en torno a la gastronomía y que nos pasan desapercibidos aquellos locales que no están presentes o forman parte de esta manera de publicidad?
Esto es lo que sucede en muchos bares de barrio, cocinas de negocios familiares que teniendo especialidades gastronómicamente monumentales, no tienen ni repercusión ni conocimiento del gran publico, y en realidad son los que hacen tan atipica y tan especial a nuestra gastronomía, a mí particularmente son los que más me seducen. Este es uno de esos casos, una cocina desconocida con un chef como pocos.
Comenzamos unas clásicas del lugar, choclate y bolitas de pimienta. Irreverente, sabroso y diferente, algo que combina a la perfección y que incluso se puede encontrar en alguna chocolatería, no de esta forma pero sí en tableta.
Este otro bocado resulta una auténtica perdición, pico de gallo y gamba, tortilla frita y fría. El pico de gallo es la habitual ensalada mejicana, una combinación excelente.
Giozas de pollo y verduras. Frita la gioza, salsa kimchi suave y mayonesa japonesa, otro pincho de barra diferente.
Croqueta líquida de jamón. Yo no soy muy de croquetas pero esta me encanta, te explota en la boca y te fluye el sabor a jamón del líquido interior acompañado del jamón del exterior, y el crujiente del rebozado. Son para empezar y no acabar, lo único que hay que tener cuidado con el interior que suele tener una temperatura incendiaria, no es recomendable metérselas en la boca recién servidas.
Taco de alubias, alas de pollo de Cantabria, pico de gallo y salsa picante con cebolla crujiente. Un taco como pocos y al final un taco made in Cantabria, todos los componentes de alrededores.
Tartar de atún rojo con arroz. En un principio me echó para atras el hecho de que fuera atún, pues empieza a resultarme cansino que se encuentre en todos los sitios, pero después de probarlo me alegré. El arroz tampoco me volvía loco al verlo sobre el plato, pero una vez roto el huevo y mezcaldo con la salsa que les acompañaba resultó una agradable experiencia distinta a lo habitual de estos tartares. Os recomiendo probarlo, es diferente.
De postre, el primero chocolates, muy buenos.
De segundo, postre tarta de queso de la casa, un vicio.
Con el café unas migas de galleta casera.
Para terminar un bombon líquido, similar a la croqueta líquida, pero en este caso chocolate y helado, mejor final imposible.
Como podeis ver un precio de lo más adecuado para un gran despliegue de medios. Que pena que esté a 50km. de mi casa que si no, no me sacan de aquí ni con aceite hirviendo.