Hemos Comido…en Pomaluengo, en Mirones 634.
Febrero 2017. La N-634 es una vía terrestre que discurre entre el barrio de Recalde en San Sebastián y Santiago de Compostela a lo largo de toda la costa cantábrica. Esta carretera es de doble sentido y su longitud es de algo más de 730 km. en su recorrido pasa por Pomaluengo y de aquí toma su nombre este restaurante.
El restaurante es un sitio diferente en cuanto a oferta gastronómica al resto de lo habitual de la zona, una comida con influencia orienteal y mejicana, más una carta de picoteo y una oferta libre de gluten.
Nachos con guacamole (apto para celiacos). Me acerqué con mi mujer y mi hija (ambas celiacas) ellas tomaron un menú de carta y yo tome el menú degustación. Esta primera ración resultó un tanto diferente, nachos calentitos y un gaucamole suavecito sin añadidos picantes, un poco flojillo de sabor, pero de muy buena calidad los dos integrantes del plato, muy natural.
Pan negro con raba de peludón y alioli suave. El menú degustación comienza con este aperitivo, una raba sobre pan negro de una textura extraña para ser pan, algo más terrosa y diferente en sabor al tradicional, muy bien complementado con el alioli.
Croquetas para celiacos de carne y bacalao. Las croquetas encantaron, una croqueta crujiente y con un buen sabor, la bechamel bastante líquida, muy buenas segun su criterio.
Salteado de mejillones con fideos de arroz y salsa teriyaki. Esta resultó la más gustosa y sorprendente de las elaboraciones del menú degustación. Muy buen sabor a mar, los mejillones muy al dente y un caldo que acompañaba a los fideos de arroz muy sabroso. Sabor a mar auténtica.
Rabas para celiacos. Estas las probé y la rabas era de buena calidad, estaban hechas como a mi me gustan, con un rápido golpe de calor, y el rebozado no desmerecía por el hecho de ser apto apra celiacos; eran de las mejores rabas para celiacos que he probado.
Congrio en salsa americana con gambón a la plancha. Igual hacía cuarenta años que no probaba el congrio, un pescado que en casa de mi abuela encantaba y del que se come la pieza abierta para guiso y la cerrada se suele usar para hacer sopa pues está plagada de espinas. Las dos tajadas que me tocaron eran de parte abierta, la salsa que les acompàñaba le iba al pelo, buenísima y el gambón estaba justo de cocción y sabroso.
La salsa americana es una salsa hecha con un fumet de mariscos y pescados acompañada con tomates, ajo, cebolla, brandy y vino blanco.
Tacos de atun rojo. Los otros dos acompañantes tomaron tacos de atún, se liaron creyendo que era tataki pero al final se lo comieron. Yo no los probé no se deciros, tampoco cambiamos impresiones en torno a este plato.
Albóndigas de vaca de Alto Pas «aux Poivre Rose» con salsa de manzana y chipotle. Unas albóndigas diferentes con un marcado sabor a pimienta fresca, muy agrabable. De tamaño pequeño y demasiado picadas para mi gusto, yo soy de albóndiga más recia, de mayor tamaño y menos picada la carne, más basto para este tipo de elaborados. Aunque la salsa y el sabor eran muy buenos, a mí me falló un poco la textura, la patata asada que acompañaba me sorprendió y gustó mucho.
Tarta deconsrtruida de cítricos y mousse de coco. La mousse de coco me sorpendio gratamente y eso que no soy muy amigo del coco y la tarta con un ligero sabor a mandarina, un buen fin de menú.
Brownie de chocolate con helado de vainilla y mango (todo ello sin gluten) que compartieron los otros comensales. Todo muy rico, pero el brownie se llevó el calificativo de excelente, muy bien lograda la textura teniendo en cuenta que era sin gluten.
El mochi también lo compartieron. Les gustó y les resultó distinto. Es un pastelito de arroz tradicional de la repostería japonesa. Elaborado con una variedad de arroz glutinoso que posee un alto contenido de proteínas. Este arroz es molido hasta formar una harina de arroz que se amasa con agua y después de moldeado en pequeñas bolas se deja secar.
La invitación de la casa.
Una buena cocina, diferente a los locales de los alrededores y una buena oferta, con buen precio, el servicio atento y simpático, un lugar recomendable. Al final el comedor estaba lleno y la barra también con parroquianos de los alrededores al vermut del domingo.
Por El Mule