Llevaba tiempo intentando encontrar sitio para comer en El Desván. En estas fechas mi amigo Paco y su familia se han acercado desde su exilio en O Barco de Valdeorras. Finalmente encontramos sitio el día 5 de enero.

Optamos por el menú degustación, que incluye bebida y postre, con un precio de 30€. Una elección muy acertada dada su composición: tres entrantes de la casa y un principal y un segundo a elegir de una lista.

Compartimos una cecina bien engrasada, entreveteada y con un sutil sabor ahumado que nos gustó a los cinco comensales.

A continuación, disfrutamos de unos langostinos al ajillo, una elaboración que raramente se encuentra en las cartas de hoy en día. Aunque algo anticuada, a mí me siguen gustando, de hecho, a veces los preparo en casa.

Después de estos dos entrantes, el menú incluía unos caricos. Mame hace los mejores caricos de Santander, según mi paladar. Los tres comensales procedentes de Galicia no conocían esta alubia cántabra, a pesar de ser muy aficionados a las legumbres, les sorprendió gratamente. Confesaron que no conocían nada igual y enseguida contactaron con nuestra anfitriona para que les explicara su elaboración, quedando en pasar por la Plaza de la Esperanza a comprar.

Entre los segundos había varias opciones para elegir. Pedimos bacalao con tomate, un buen taco de bacalao con tomate casero; abanico de ibérico a la plancha, muy al gusto del comensal; taco de merluza de pincho a la plancha; y yo terminé con unos huevos fritos con chorizo y patatas.

Todos terminamos con postres que se incluían en el menú.

Por El Mule

Etiquetas del articulo

Compartir

Categorías
Scroll al inicio