Hoy había macarrones en la carta y ha sido superior a mis fuerzas, no he podido resistirme. No el macarrón patrio, donde comparten plato la pasta, el chorizo y el tomate; había otra de las elaboraciones de nombre italiano carbonara, pero de hechura española. Son los macarrones que conocí cuando estudiaba, de manos de otra estudiante francesa, y que incorporaban nata, mantequilla, panceta y yemas de huevo. Me encantó la receta y por años la tuve por original, con el tiempo descubrí que la auténtica carbonara no tiene nada que ver con eso, pero a mí me sigue gustando. Por cierto, la estudiante francesa era de madre malagueña.

P.D.: ¡Cuántos quintales de macarrones he devorado a lo largo de mi vida: en casa, en la mili y en cantidad de menús del día! Recuerdo especialmente los de la mili, pasta casi babosa por tantas horas que llevaba en el puchero, más un tomate donde el sabor a lata era el rey, macarrón cuartelero.

Por El Mule

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