Hemos Comido…en El Churrasco, uno de los recursos cordobeses que ansiamos volver a visitar, bien en la barra, bien en el comedor.
Noviembre 2018. Mi acompañante venía con antojo desde hacia tiempo, nuestra última visita fue de lo más gratificante, además controlan perfectamente el gluten, gran parte de la carta está libre de él.
A la entrada te encuentras con un expositor de carne y pescado que quita el hipo, unos cortes de carne de primera y unos pescados de lujo, sobre todo había un metro que llamaba la atención por el tamaño.
Llegamos bastante pronto, pero ya estaba casi lleno. El comedor tiene un pero, es un patio de los clásicos de la juderia, pero está protegido por una cubrierta de cristal que le da a las fotos un color verde poco real, vereis que en todas las fotos impera este color.
Nada más sentarte te sirven dos Montilla de la casa, frescos, son un auténticio abreboca que predispone el paladar a comenzar la comida.
Comencé con un salmorejo. Estando en Córdoba no se me ocurre mejor comienzo. A este me apunté solo ya que mi acompañante es celiaca y uno de los ingredientes básicos de esta sopa es el pan.
Un salmorejo clásico, como en la mayoría de los establecimientos de la ciudad, y muy bueno, con la temperatura justa, fresco que no frío y con el acompañamiento de siempre, unos dados de jamón y huevo cortado finamente.
Durante todo el año nos estuvimos acordando de los riñones que habíamos tomado en la barra durante el viaje anterior. Sublimes, como la vez anterior, y las próximas seguramente.
Unos riñones cortados en láminas y bien fritos, acompañados de parte de la grasa que le recubre. Siguen siendo un vicio, por lo que quedamos a la espera de repetir el año que viene.
Mi acompañante tomó un churrasco cordobés, elaboración que da nombre al restaurante y, claro está, es una de sus especialidades. Un lomo de ibérico a la brasa acompañado de dos salsas, una picante y otra más ligera, pero ciertamente que el lomo no necesita de amigos para lucir todo su sabor.
Tomé de segundo un lomo de Black Angus de Nebraska. Este vacuno es un cruce entre el Aberdeen Angus y las razas autóctonas de Nebraska, de manera que sale una carne con mucha grasa infiltrada y repartida uniformemente en todo el animal. El auténtico secreto de esta magnífica carne reside en la genética del animal y en su alimentación rica en forrajes.
Y la carne resultó estar como esperaba, quizás pecó un poco de baja temperatura pero me percaté de ello y me lo volvieron a poner en la plancha. El resultado era asombroso, una carne blanda de gran sabor, tierna y jugosa. Mi primera vez de esta carne y deseando volver a probarla, a ver si se repite la experiencia.
La pieza venía acompañada de media patata asada, que me encantó, y de los aborrecidos pimientos de tipo Padrón.
Tocino de cielo merengado, una delicia.
Y tocino de cielo a pelo.
Al final, como siempre llega la nota, y esta más que justiticada para un servicio como antaño se conocian, profesional al cien por cien.