Hemos Comido…en Arnía Lounge Bar , si hay algo de lo que me siento orgulloso es de mis raices y este fin de semana he vuelto a mi infancia.
Julio 2015. Cuatro comensales. Volviendo a mi infancia, un menú típico de los años setenta, un menú familiar típico de vacaciones. Una familia acercándose a un chiringuito de playa que se toma paella de mariscos, sangría, un helado Frigo y un Soberano, que, por supuesto, es cosa de hombres.
Ante la decisión sobre qué tomar un día de verano caluroso, uno de los comensales pregunta por sangría y detras de él fuimos todos, una sangría fría y rica. El diccionario de la Real Academia en su edición del 2001 define así la sangría: “Bebida refrescante que se compone de agua o gaseosa y vino, con azúcar y limón y otros aditamentos». Según cada elaborador tiene su secreto, pero la base habitual es la anteriormente descrita.
Antes de comenzar, y mientras esperábamos la paella, tomamos una almejas a la sartén. A la sartén y no a la marinera, entre otras razones por que dos de los comensales eran celiacos y la salsa verde o marinera siempre lleva harina. Esta elaboración es muy similar pero sin harina, unas almejas muy buenas y bien hechas.
Tras la espera justa al tiempo de elaboración de un arroz llegó nuestra paella vintage, una paella de mariscos. La paella es un modelo de sartén ancha, sin mango pero con asas. También se refiere a una receta de cocina con base de arroz cocinado con otras viandas en el utensilio denominado paella, muy popular en Valencia. Como receta, se trata de un plato de origen humilde nacido en la Albufera de Valencia, concretamente, según la tradición oral de la zona, en la localidad de Sueca, siendo mundialmente famosa la paella valenciana. La popularidad de este plato ha hecho que, en la actualidad, se haya expandido con gran cantidad de variantes adaptadas en los ingredientes a las diversas regiones de la cocina española. La paella se ha convertido en uno de los iconos de la gastronomía española.
El comer paella es algo que recuerdo de mi infancia y asociada a un chiringuito, en Langre, Suances, Ajo, La Malvarosa, La Coruña y un largo etcétera de lugares donde las he comido a lo largo de la geografía española, con un denominador común, siempre estaban buenas y eran generosas. Esta, en concreto, estaba de cine, comimos cuatro y sobró, con un buen acompañamiento de cigalas, langostinos, mejillones, verduras y cefalópodos.
Y para terminar un helado Frigo y un café con unas gotas de Soberano.
Por el Mule