Hemos Comido…en El Galeón, en Somo, con Agustín al timón de la plancha.
Al Galeón siempre venimos con animo de celebración y de disfrutar de sus productos y plancha, una plancha que Agus maneja como nadie. Esta vez había en carta Raventós i Blanc de Nit y no nos pudimos resistir.
Tres comensales con el único objetivo de disfrutar de la gastronomía local.
Para picar, mientras esperábamos las raciones, unas croquetas de esas que lleva años elaborando, aptas para celiacos y que no cesa de mejorar. Por si alguien no lo sabe, la carta es en su mayoría apta para celiacos y está certificado por la asociación de celiacos.
Comenzamos con gambón del que a mí me gusta, en su punto, planchado a la perfección, el cuerpo sólido y la cabeza rezumando sabor.
Soy bastante amigo de este tipo de gambones que suelen proceder de la costa atlántica africana, es una gamba de sabor similar al carabinero, dulzona y bien yodada. Llevo comiendo cantidad de marisco desde crío en casa, ya que mi padre fue inspector de pesqueros en Santander. Luego pasó a trabajar en una de las compañías más importantes de su época en la captura de marisco: Krustamoz y Pesca Sur, tenían su base en Cadiz y siempre hubo bastante marisco disponible en casa. Después tomó el relevo mi hermano, que estuvo al principio de su carrera como primero en las factorías que se ubicaban en la zona de Angola. Así que en casa solía haber bastante marisco, en este caso no se cumplía eso de «en casa del herrero…».
Pasamos a tomar unas cigalas de esas que siempre tienen vivas en este lugar y que se distinguen por su tersura y sabor, siempre con un punto perfecto y por supuesto sin abrir, puro vicio.
Bocarte de diez, buen tamaño y planchado en su interior, crujientes y rozando la plancha por la zona de la piel. Unos lujuriosos bocartes.
De plato principal yo tomé una enorme ración de cocochas rebozadas, acompañadas de salsa tártara que hace Agustín y que me gusta pero para untarla en pan, las cocochas a su aire que es como me gustan.
Los otros dos comensales tomaron machote. Una buena pieza, por supuesto a la plancha, que establece un antes y un después para este pescado, yo lo probé y creo que mejor no se puede hacer. Por cierto, costó acabarle, pero no se quedó ni una gota en el plato, delicioso.
Si hay algo que no nos podemos perder en El Galeón son las trufas, cacao si ambiguedades.
El tercero tomó tarta de chocolates
Al final siempre llega la cuenta, tres comensales, celebración y producto de diez, elaboracion de matrícula, el RCP no puede ser mejor.
