020Portilla es una casa de comidas en El Astillero que evoca la esencia de los establecimientos de antaño.
Con sus mesas corridas, el ambiente invita a la camaradería y a la posibilidad de conocer a personas interesantes mientras se comparte una comida. Este tipo de disposición siempre me ha fascinado, recordándome a aquellos tiempos en los que compartir mesa o comer en la barra era una experiencia común y enriquecedora.
Recuerdo con cariño una casa de comidas a la que solía ir con mis padres: Casa de Comidas Valentín, en Isabel II, Santander. Era un lugar con encanto, lleno de buenos recuerdos.
El Portilla es un auténtico restaurante de barrio obrero, donde se sirven menús caseros y tradicionales a precios muy asequibles. Cada plato que he probado allí me ha recordado a la cocina de mi madre o de mi abuela, sin lujos, pero con ese toque artesanal y tradicional que hoy en día es un verdadero lujo.
Aunque hoy no estaba lleno como de costumbre, con apenas una decena de comensales, lo normal es que esté lleno y si no reservas es fácil que no encuentres sitio o que tengas que esperar un buen rato. Durante mi almuerzo vi a tres personas recoger comida para llevar, también ofrecen servicio para llevarte a casa.
Publican diariamente su carta en redes sociales, así que ya iba con una idea clara de lo que quería. Comencé con una generosa ración de alubias blancas, pequeñas y con un caldo exquisito, servidas en una sopera al centro de la mesa.
De segundo, disfruté de una carne estofada, acompañada de patatas fritas caseras y una rica salsa con zanahorias, champiñones y pimientos.
Para finalizar, un rico pudin de queso.