Sigo incorporando adictos a las jornadas del bonito en Melly, me he acercado con unos compañeros del trabajo que no lo conocían.
Nos han servido un menú basado en bonito que los ha dejado pasmados.
Comenzamos con el bonito crudo. Recién cortado, recién pescado, sal y aceite. El mejor tartar de bonito sin lugar a dudas, no te dejará indiferente.
Marmita. Siempre digo que aquí hacen las dos mejores marmitas que conozco, la de bonito en verano y la de sarda en invierno. La que nos sirvieron hoy estaba deliciosa, ligeramente picante y por supuesto con un buen sabor a bonito.
Otro de sus platos emblemáticos son los bocartes rebozados. No pueden faltar en una comida de neófitos al lugar, así que hubo bocartes portugueses pero buenos bocartes, de buen gramaje y bien de grasa. Tal y como pensaba triunfaron.
Dentro de la lista de bonito continuamos con bonito encebollado. Jugoso, perfecto de punto y con la cebolla justa la que le da sabor sin avasallar. Esta ración la descubrí el verano pasado con Agustín Sañudo y cada vez que puedo repito.
Pollo marino. Una interesante manera de engañar al paladar, está claro su origen, la mar, y ya se sabe: en casa del herrero…..y el pescado no es algo que suela entusiasmar a los que viven de la pesca.
Para terminar el banquete, unos callos. En breve estarán en el formato jornadas, acompañados de patatas fritas, huevos y pimientos. Hoy nos los sirvieron viudos, entre otras cosas porque ya íbamos servidos, pero da igual el cesto del pan cayó rendido.
De postre queso fresco con membrillo.