Hemos Comido…en Hoz de Anero, famoso por la encina milenaria muerta en 1985 entre cierta polémica. Me acerqué a comer a La Modernista donde hacía muchos años que no tenía el placer.
La Modernista es un bar-restaurante de los de siempre, en la zona de Ribamontán al Monte. Me recuerdo la primera vez que comí allí, una cena de Navidad de todos los amigotes. La cocina centrada en comida casera tradicional y guiso de mercado con ciertas especialidades siempre disponibles, centrada por lo general en la alubia de la zona de Trasmiera. A tener en cuenta a la hora de pedir cuando pides alubias, te traen la sopera y la dejan encima de la mesa, con una ración comen dos personas adultas y van bien servidas, «cuna de la honestidad y sencillez a buen precio» como lo define un amiguete habitual del lugar.
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La famosísima encina de Anero, o lo que queda de ella en la foto superior derecha.
Agosto 2011. Llegué a eso de las dos del mediodía, hacía un calor de narices, nada más llegar me tuvieron que montar una mesa que se acababa de quedar vacía, todo el mundo en la playa pero La Modernista llenita. Me propusieron carta o menú y tuve mis dudas, pero al final opte por carta.
De los platos recomendables y atemporales del lugar, alubia blanca con pato confitado, cocido montañés, alubia roja, pimientos rojos rellenos con carne, croquetas, morcilla, chuletón de vaca, y un largo etcétera de guisos de cuchara.
De primero pedí alubia blanca con pato confitado, la alubia en un punto que se de uno que lo definiría como «mantequilla soriana», punto justo sin deshacerse, abundante carne roja de pato y enorme ración, para comer dos y bien, exquisito el guiso y recomendable.
De segundo ataqué a unos pimientos. Dos en este caso no era tan grande la ración pero si justa, acompañados de unas patatas, estas últimas no fueron de mi agrado, estaban cocidas en aceite, pero los pimientos, «HAY CON LOS PIMIENTOS», hace que no los comía de esta guisa ni me acuerdo, mi madre los solía hacer rellenos de rabo; estos eran de carne mechada, pero carne, nada de carne picada una autentica exquisitez.
Comí con una copa de un Rioja del que no había oído hablar y del que espero no volver a oír, Rioja Torre Aldea. En resumen, el lugar sigue como le recordaba, muy bien de precio servicio y cocina.
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