Como cada día de año nuevo, en los últimos años, nos reunimos los de casa en torno a la mesa del Riojano.
Y seguimos repitiendo ya que su RCP es de lo mejorcito, es lo que yo denomino un restaurante sin pegas, un acierto.
Solemos acompañar la comida con Texturas de Piedra, de Raventós i Blanc, ya que habitualmente lo tienen en carta y es difícil de encontrar en otros establecimientos. Es uno de mis cavas favoritos, aunque se hayan salido de D.O.
Comenzamos con las ineludibles gambas que de las que no puedo prescindir en ninguna visita y que confirman el por qué son imprescindibles.
También tomamos cada uno un matrimonio: boquerón y anchoa. Me encanta este bodorrio y su calidad.
Compartimos una ensalada de bacalao, pimientos y pilpil de aceituna. Me sobraba la lombarda, demasiado amarga para esta elaboración, el resto era muy de mi agrado.
Como segundos uno de los comensales tomó tartar. Como es habitual lo elaboran delante de la mesa y te consultan a la hora de aplicarle picante. En este caso lo pidió mi hija, que es una entusiasta del picante; lo probé y no me entusiasmó ya que el picante de la siracha no me gusta nada, pero para ella estaba perfecto.
De segundo tomé presa ibérica con chimichurri casero, patata y cebolla asada. Punto perfecto y el sabor del chimichurri es increíble, le da un aire alucinante a la carne, deliciosa.
El otro comensal tomó pisto con velo de papada y huevo frito. Yo ya lo había tomado en otras ocasiones y me encanta, a ella también le encantó, hubiera preferido el doble de cantidad ya que por mucho que te pongan siempre se hace poco.
De postre crema de limón y el fantástico flan de la casa.
Como os anticipaba un RCP como pocos.