Hemos Comido…en La Vegana en Boo de Guarnizo, hacía bastante tiempo que no me acercaba.
Diciembre 2017. Tenía pendiente una comida con mi hija y quería ir a algún sitio distinto, en ese momento me acordé de Khino, llamé y dio la casualidad que este día tenían también más celiacos en la hora de la comida, entre ellos una sobrina mía que celebraba una comida de Navidad con un grupo de amigos.
El local sigue como lo recordaba, con cambios de decorado, pero con los habituales pequeños detalles, sigue manteniendo ese aspecto rústico inicial.
Comimos a la carta, con alguna que otra recomendación, tomamos vinos por copas, yo tinto y el otro comensal blanco.
Faustino Rivero Ulecia ha creado este Faustino Rivero Ulecia Crianza 2014, un rioja tinto con DO Rioja cuya vinificación es a base de uvas Tempranillo y garnacha y posee un grado alcohólico de 13º, de color rojo granate, destellos teja, limpio y brillante, notas de crianza en barrica y carácter frutal. Sabor suave pero robusto, un final largo y persistente.
Un blanco de Casona Micaela fue el eligido por el segundo comensal, todo un clásico, un vino blanco Costa de Cantabria de uvas propias Albariño y Riesling del que ya hemos hablado en más de una ocasión.
Una tapita de crujiente de jamón, tomate cherry y queso. Un comienzo de lo más prometedor.
Mi acompañante tomó verduritas al vapor con huevo ecológico poché. Buenísimas, verduras frescas, recién hechas y muy en su punto. Una ración generosa, le gustó y la elogió.
Tomé media ración de fabes. Un cocido con fabes muy bueno de sabor, más parecido a un cocido que a una fabada, aún así prefiero este tipo de guiso, aunque la fabada me encanta no termino de encontrar fuera de Asturias una en toda regla.
Espinacas con langostinos. Una crema donde se complementan los sabores de tierra y mar y que formaba parte del menú del día, una rica crema.
Para terminar algo diferente a las clásicas elaboraciones de carne, un fileteado de black angus, sellado en el exterior y prácticamente crudo en el interior pero caliente, blando y de gran sabor, una auténtica sorpresa.
Venía acompañado de una sabrosa salsa de setas, con el clásico sabor a boletus aún siendo perrechico, debía de ser una mezcla de ambos, unas patatas fritas muy peculiares en bastones y unos pimientos tipo Padrón. Diferente y recomendable.
De postre dos helados diferentes, uno de tomate y otro de nata.
