Hemos Comido…en Can Gallina, uno de mis recursos gatronómicos en Granollers que nunca falla.
Mi último viaje a Cataluña fue un calvario, 29 grados a las ocho de la mañana, horrible. Salí del coche (iba con el aire acondicionado) y no sabía qué me pasaba, me mareaba, no me encontraba bien. Hasta que por la tarde me pude dar una ducha y me fui a dar un paseo por los alrededores del hotel Fonda Europa (que poco tiene de fonda), donde la gastronomía catalana es uno de sus frentes; pero hoy me ocupa este otro, muy catalán también.
Y digo muy catalán porque en la mayor parte de la ciudad condal es difícil encontrar gastronomía de este origen, habitualmente está orientada a guiris, imperando la fritanga, las paellas, fideuás y las cartas clónicas.
A la vista del expositor te queda claro cómo se combate aquí en calor, con una gastronomía fresquita y refrescante.
Por cierto, a esos peces aquí les llaman sonso, en Cantabria son lanzones o aguaciosos.
La carta, como en muchos lugares de cataluña, está en catalán, y no me importa, voy a preguntar todo lo que haga falta hasta que me decida.
Aparte de lo fresquito, la sobrasada tenía una pinta estupenda.
El cava fresquito que me revivió.
La ración en conjunto estaba buena, pero el tomate era de muy baja calidad en comparación con el tomate al que estamos acostumbrados en Cantabria. Podeis observar en la foto que es un tomate escuálido, sin carne en el interior, el pepino añadía sabor y maridaba muy bien con la caballa, que estaba de rechupete.
Como podeis comprobar en la factura aquí el tomate de Km0 se paga y bien, aún siendo un tomate escuálido.