Hemos Comido en El Redoble, tocaba comida familiar y somos todos muy arroceros.
Teníamos reservada mesa hacía ya unas cuantas fechas, a la espera de que mi hija viniese por vacaciones, y uno de los sitios de los que tenía antojo era El Redoble.
Comenzamos con la clásica sopa fría a las que nos tiene acostumbrado en verano Gema, en esta ocasión de tomate, que entra de maravilla, y una tapa de bacalao, una brandada.
Como entrantes tomamos un carpaccio. Me gustó muchísimo, un ligerísimo recuerdo a acético y un queso muy fresco, imperando el sabor a carne cortada con el grosor adecuado.
Continuamos con un tataki de salmón, que no me hizo ni fu ni fa, me dejó indiferente.
Para terminar los entrantes, un escabeche de bonito que ya habíamos tomado durante la última visita y que estaba delicioso, diría que incluso mejor que la vez anterior. Llevamos un año de bonito en el que no paro de encontrarme novedades, a cual mejor, y esta es una de esas para enmarcar.
Y comenzamos con los segundos, nos dividimos en dos arroces, de los cuales tomamos un plato cada comensal. El primero que fue un arroz caldoso a banda que me pareció delicioso. Muy en su punto y pletórico de sabor, acompañado de rape, langostinos, maganos y algún mejillón. Muy al señorito, todo limpio para ir directo a la boca.
El otro, un arroz seco de codornices y pimientos, que ya habíamos tomado la vez anterior y que resultó tal y como lo esperábamos. Por algo repetimos y cada vez que lo tomo me gusta más; en casa somos más de este tipo de arroces secos, más de la zona alicantina y este en concreto es una delicia.
Tres postres dsitintos y todos aptos paar celiacos.
Y diferentes vinos para acompñar al postre, un PX, un moscatel vendimia tardía de OCHOA y un dulce de invierno de Javier Sanz.
Cuatro comensales, una comida muy pero que muy recomendable.