Hemos Comido…en Sopitas, en Arnedo, último día de viaje Santander-Madrid-Málaga-Valencia-Barcelona-Santander, unos cuantos kilómetros poniendo al día las delegaciones de la empresa.
Febrero 2019. La puerta de entrada se encuentra situada en una fachada que desmerece la parte interior del restaurante, un diseño original gracias a sus cuevas naturales de diferentes tamaños en el mismísimo centro de Arnedo. Al entrar en este restaurante-cueva, el bar se deja a la izquierda y tras un pasillo vas dejando a los lados una especie de privados cerrados con una doble puerta al más puro estilo saloon de cualquier western.
Está claro que los incios de estas cuevas eran las bodegas y como tal quedan muchos recuerdos de estas y alguna que otra instalación todavía almacenando botellas y alguna damajuana.
Un paseo por el local merece la pena, al final me sentaron en un reservado cerrado por las puertas tipo salvaje oeste de las que hablaba al principio.
La carta resulta muy de la zona, con amplia representación de carnes del lugar y sobre todo verdura, y una no muy extensa pero bien elegida carta de vinos con predilección por la cercanía.
Comí con un Mocete, un Rioja de maceración carbónica.
Vino elaborado mediante el sistema tradicional de maceración y fermentación de la uva entera también denominado “Maceración Carbónica” a partir de uvas de la variedad Tempranillo elegidas por su sanidad y maduración de entre los mejores y más cuidados viñedos. En el aspecto visual destacan los tonos mora y violeta que luego nos trasladan recuerdos de mora y regaliz. En boca es fresco, con buena acidez, agradable y untuoso; suave sin complicaciones, un final largo y maduro de uvas y ciruelas pasas. Dio la talla, estos tipos de vinos de maceración me suelen resultar muy frescos, agradables y sobre todo muy aromáticos.
El pan era de sobresaliente, caliente y crujiente, acompañado de regañás, tres tipos diferentes a cual mejor. Y un aceite de la zona para ir acompañando a los panes, Aceite Ontañón de arbequina, aceite de La Rioja.
Antes de comenzar con lo pedido me pusieron un aperitivo muy suculento, una viruta de torrezno con croqueta de jamón. La croqueta era pura crema y por primera vez una croqueta que sabe a lo que predica, a jamón.
Pimientos del piquillo caramelizados y asados a leña de almendro. Fuego, pimiento, aceite y sal, pues está claro: sabor. Presentados como un carpaccio, todo potencia, el saborío del pimiento exhultante, una racion que no puedes pertederte en este lugar.
Borrajas, togarasi, puré, crujientes de manirás de cerdo. La borraja, como centro de la elaboración, brillaba en todo su esplendor y eso que es una verdura de las más olvidadas de la huerta. Los crujientes se asemejaban en textura a un chip, pero el sabor los delataba.
Caracoles en salsa riojana. Gran tamaño del caracol y una alegría que tenía todo de riojana. Buenísimos, untando pan como si no hubiera un mañana,
Pasan a formar parte de mis elaboraciones preferidas de caracoles. La primera es a la montañesa y después esta, ya los había tomado en El Riojano en Santander y me habían sorprendido, pero esta vez me han hechizado.
Patorrillo, intestinos enrollados en sí mismos, manos de lechazo y salsa similar a los callos en gelatinosidad y sabor, intestinos como callos pero de ovino, potente pero sabrosísimo. Sigo untando como un poseso. Todo un descubrimiento
Tarta de queso de postre.
Comer en una cueva siempre es un aliciente, te retrotrae a lo más ancestral de nuestra especie, al comienzo de la humanidad y a lo más básico: alimentarse a cubierto, y yo, no nos llamemos a engaños, soy muy básico.
Cierto es que tienes que desviarte unos pocos kilómetros de la autovía, pero te promete que no te vas a arrepentir de hacer seis kilómetros más.
Por El Mule
Calle Carrera 4 26580 Arnedo Rioja 941380266