Hemos Comido…en Segis. Desde que lo descubrimos, no hace mucho, lo hemos visitado en varias ocasiones y esta vez resumiremos dos en una.
Después de un paseo por San Vicente de la Barquera a comprar frutos secos donde nuestro amigo Vicente Sánchez, vuelta con parada en Cofiño y fin de fiesta es Segis.
En la barra picamos un poco del lomo que suelen tener, que parece engrasado, bien veteado y de gran sabor como le corresponde a un buen ibérico; por supuesto, acompañado de un blanco de solera del lugar.
A partir de aquí todo compartido y no en exceso, ya que veníamos bien servidos del paseo anterior.
Las croquetas para celiacos, que entusiasmaron a mi acompañante la vez anterior, no hicieron otra cosa que confirmar la calidad y la buena hechura de las mismas, dejando claro que se pueden hacer muy buenas croquetas sin gluten.
Y como todos sabéis, y si por casualidad no lo sabeis a partir de ahora lo sabréis, bocartes: palabra mágica, fritos y muy buenos. Este año ha sido particularmente bueno en la costera del bocarte, habiendo una buena cantidad y de buen tamaño. Bocarte del Cantábrico bien frito, poco más se puede pedir.
Para terminar, el inevitable Torrezno de Carrejo. Una pasada, un buen taco de panceta bien frito y troceado, con bien de carne para acompañar a la grasa y por supuesto a un buen pan y unas patatas fritas. Si no llego a estar tan lleno les pido un chorizo frito y huevos, hubiera sido el apoteosis. Pero con el torrezno ya era de sobra.
De postre una cremosa mousse de fresa.
Al poco tiempo nos dejamos caer otra vez por Segis y nos encontramos con unas jornadas del arroz que estaban triunfando por los alrededores. No tenía más de cuatro opciones, pero resultaba difícil elegir ya que todas seran muy atractivas. Por cierto, los arroces se preparaban para un mínimo de dos personas.
Como es habitual nos asentamos un rato en la barra a por el consabido blanquete de solera y la media de lomo, que ya es una institución en el lugar. Mientras tanto meditábamos qué arroces íbamos a comer. Había cuatro opciones: arroz negro con ali oli, arroz con pollo de corral, arroz con carabineros y arroz con almejas.
Hacía un día tan espectacular que decidimos comer en la terraza, algo que no me suele gustar, pero aquí llevo haciéndolo desde que tenia muy pocos años, cuando se llamaba La Bolera y me traía el padre de un amigo a las fiestas de Cabezón.
También, algo poco habitual en mí, tenia ganas de unas anchoas. Unas anchoas de Codesa, acompañadas de unas aceitunas, mientras esperábamos a los arroces, palabras mayores. El laredano hace unos filetes de anchoa como pocos, sin una espina, tersos, justas de sal y de marcado sabor; de la lata a la boca, una exquisitez.
Empezamos con un arroz con pollo. Algo similar a si hubiesen añadido arroz a un pollo en pepitoria, el resultado es exquisito, yo lo definiría como un guiso de arroz de lo más sabroso. La ración era generosa, el pollo en buena cantidad, aunque de todos es sabido que lo más sabroso de una elaboración de estas suele ser el arroz, que toma todo del entorno y resulta el centro de la elaboración. Muy recomendable.
Para continuar con algo más sutil y sabroso. En esta ocasión sabor a mar, buen sabor a carabinero, a arroz marinero. Por cierto, los dos arroces eran melosos, no llegando a secos y en los dos casos sabiendo a lo que deben. En este caso el arroz también había captado el sabor del carabinero, convirtiéndose en una delicia. No sabría decir cual de los dos me gustó más, pues los dos estaban buenísimos.