Hemos Comido…pues nunca hemos comido siempre hemos cenado, pues este es el local donde soliamos cargar pilas por las noches antes de salir de juerga, por que era bueno, bonito, barato.
El Río de la Pila fue el embrión de la cultura alternativa de calle. Tiempos del Drink Club y el jazz que arribaba por aguas transoceánicas desde Estados Unidos. El apogeo de esta calle llegó en la década de los 70 y 80, ya que en esta zona de la capital se reunían personas del mundo de la cultura y personajes de la crónica social en torno a locales como La Tienduca, La Gramola o La Bóveda. La decadencia de esta típica vía empezaría a vislumbrarse en los 90. Cañadío-Santa Lucía se había comido la tostada de la noche santanderina, y el Río iniciaba un proceso de hibernación, más parecido una dulce decadencia.
 |
 |
 |
 |
En los últimos años, el Río de la Pila está recuperando su antiguo esplendor y, a la espera de que concluyan las obras y se formalice un plan integral de rehabilitación, establecimientos como el Bar Cantabria o Casa Goria, cada uno en su estilo, trabajan en el día a día por mantener unas propuestas culinarias interesantes, tanto para los muchos turistas que aquí recalan como para los propios santanderinos deseosos de disfrutar con sabores de siempre.
El restaurante Cantabria es un establecimiento inaugurado en 1946. En la actualidad está dirigido por dos nietos de su fundadora, Juan Carlos Martínez y Alejandro Guerra. Está especializado en embutidos, ibéricos y las empanadas de chorizo y bonito. Ofrece cocina tradicional y casera con gran variedad de carnes y pescados del país, además de una amplia carta de picoteo y una vinoteca de calidad. El negocio dispone de dos comedores, uno privado para 18 personas y otro con capacidad para 72 personas.
Abren todos los días y el tiempo parece que no pasa por un bar que puede seguir presumiendo de sus ibéricos y empanadas. La barra es un animado punto de encuentro, donde compartir una ración o ‘matar’ el hambre con un pincho a media mañana, tarde o noche.
Ya metidos en el restaurante, la cocina que proponen es indiscutiblemente casera y tradicional. Tienen una gran aceptación los embutidos ibéricos y los quesos de Cantabria. Las raciones son generosas, como se puede comprobar con otro capítulo de la carta, los fritos. Aquí encontrará el cliente croquetas, crujientes de langostinos, morcilla, mollejas.
Quien prefiera empezar con la cuchara tiene la opción del cocido montañés (jueves y domingo) o del lebaniego (miércoles y viernes). Por encargo también preparan paellas.
La carta es muy amplia tanto en pescados, cocochas de bacalao, lubina, rodaballo, bonito, chipirones, rape. Como en carnes solomillo, chuletón, chuletillas de lechazo, san jacobo, secreto y postres caseros.
Excelente la bodega, con más de 200 referencias, ubicada en un acogedor reservado para 18 personas.
 |
 |
 |
 |
 |
 |
En este lugar podemos presumir de conocerlo desde hace la friolera de unos 38 años año arriba año abajo, empezamos acercaádonos con nustros padres a tomar algo al Río de la Pila, para posteriormente utilizarlo como centrro de reunión antes de comenzar las salidas nocturnas, una de las razones la cena en el Cantabria, si había dinero cenábamos sentados generalmente una raciones de ibéricos, riñones, asadurilla, la famosa empanada con un increible coeficiente de grasa o el bollo preñado, generalmente de chorizo, también con una considerable cantidad de grasa.
Hoy en día sigue teniendo lo antes descrito y bastantes raciones algo más sofisticadas, así como una variada bodega. El lugar merece la pena, en todos los aspectos. El Cantabria es de los mas clásicos de Santander, por él hemos desfilado mis padres, mis abuelos, mis tíos y yo, espero que la tradición continue por muchos años
 |
 |
 |
 |
 |
 |
 |
 |