Hemos Comido…En el restaurante Ronquillo, en Ramales. Había llegado hasta Ramales para conocer los pinchos que presentaba el Ronquillo a la XI Quincena del Pincho de Cantabria (10º Concurso regional de pinchos).
Dio la casualidad que el día anterior había conocido a David, propietario junto a su hermana y chef del restaurante, en la VII Edición de El Toro Sabroso donde formaba parte del jurado. Al final tomé los pinchos y me quedé a comer en este restaurante que, a día de hoy, considero el justo sucesor del Rio Asón (Enrique Galarreta).
Situado a la entrada del pueblo, justo en el cruce que se dirige a Arredondo, no tiene pérdida. Nada más llegar me encontré con David en la puerta del restaurante hablando con los habituales de la zona.
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Tiene un comedor de aspecto rústico en piedra típico de la región montañosa en la que nos encontramos, pero al comedor entré despues de tomar los pinchos que me sirvieron en la barra del bar. Un bar frecuentado por lugareños habituales del blanco y del tinto, donde más de uno se queda a tomar un menú del día, que por lo que pude observar no tiene desperdicio. La próxima vez que vuelva tengo claro que voy a tomar este menú.
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Los pinchos que presentaron al concursos son :
La Ilda
Burgos Gastronómica 2013
Pincho Centenario Racing
La Ilda es un ravioli con queso, yo la realidad es que no se qué guerra tengo con los ravioles, pero me resultan simpre insulsos. Toda la gente que lo ha probado me dice que está alucinante, de hecho uno de los pinchos por los que vine hasta aquí fue por esta Ilda, que por cierto es el nombre de una fabrica de leche que había en los alrededores, o eso entendí yo.
Burgos Gastronómica 2013, una espuma de morcilla sobre manzana cocica con grasa de chon a la antigua usanza como lo hacía la madre de David. Algo delicioso, muy suave aunque pueda parecer lo contrario, vaporoso, una delicia de tapa y muy recomendable segun mi paladar.
Y por último el pincho centenario del Racing, el que más me gustó de todos. Sardina y bocarte marinado, una espuma de mar y un aceite que quita el hipo. En conjunto delicioso, hay que probarlo.
Acto seguido pasé al salón donde me esperaba un menú degustación caracterizado por la calidad de producto, producto de cercanía en casi todos los casos, elaboración magistral, punto perfectos y unas presentaciones de lo más acordes con los platos. Por cierto, terminé que no podia más, resultó ser un menu largo y estrecho pero bien cargadas las estrecheces.
En otro orden de cosas, atendiendo la sala esta Ceci hermana de David, un encanto, siempre atenta, explicando todos y cada uno de los componentes de la comanda, tomando esta y sirviendo las mesas, a la vez que pone algun blanco en la barra sin dejar de atender en un solo momento la sala, es una auténtica joya.
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Elaboran también alguno de los panes que están presentes en el menú. Te sirven un canasto de pan normal y a parte torta de aceite, pan de maiz y pipas y pan de pasas. Todos calentitos. Después de servirte el pan aparece Ceci con un aperitivo bienvenida compuesto por una copita de gazpacho de cereza. Un curioso gazpacho hecho a base de tomate y cereza, bastante líquido y de muy buen sabor, un exclente comienzo de velada. Una croquetita de ligero sabor y de textura vaporosa, similar a una mouse que desaparece en la boca como un suspiro dejanto a su paso un excelente sabor. Y por último, un crujiente de morcilla con almendra sobre salsa de foie y uvas pasas, aquí impera el sabor de la morcilla, el foie deja un leve aire en la boca y es de agradecer la textura crujiente del bocado, buenísimo.
Dentro del apartado de los aperitivos, continuamos con unos grisinis con guacamole picante. Los palillos muy buenos y si recoges el guacamole del fondo mucho mejor, una buena combinación, se nota el picantillo que acompaña al guacamole y un buen sabor a excelente tomate y chile.
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Comenzamos con el apartado menú. El primer plato del menú consiste en ensalada de queso tierno de Vista Alegre con anchoas de Lotamar (Conservera situada en Ramales de la Victoria), tomate de la zona, yogourt de aceite, aire de soja y crujiente de arroz. Como se puede observar todos productos son de cercanía y de mercado, como debe ser. El queso proviene de Matienzo, barrio de Carranza y es un queso de vaca poco curado de textura similar a un pasiego, muy bueno. Las anchoas excepcionalmente buenas de sabor y limpieza y el añadido del sabor del aceite que forma el yogurt algo también para quitarse el sombrero como el tomate que los acompaña, una auténtica ensalada de premio.
El siguiente integrante del menú es una ensalada de bogabante con mayonesa de bogavante. Se me hizo demasiado suavecita detrás de lo anterior, pero se agradece como paso intermedio, aunque lo bueno de esta suavidad es que cada vez que te tocaba un pedazo de bogavante se notaba en el sabor haciendo mucho más sabroso el bocado.
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Colmenillas rellenas de foie en honor a Enrique Galarreta. Las colmenillas son la primera seta considerada de primavera en aparecer, muy apreciada por los buscadores de setas y por los cocineros que las utilizan para rellenarlas y crear todo tipo de platos de alta cocina.
Era la primera vez que comía y veía una seta de estas cracterísticas, similar a un panal, rellenas de foie y con una salsa de fresco sabor amenizado por la hierbaluisa. Me pareció un bocado exquisito y de magistral ejecuc¡ón, consiguiendo que la textura de la seta estuviera inalterada pero a su vez cocinada perfectamente, buenisimo y por cierto, también producto de proximidad recogidas en las cercanias del Rio Asón.
Jibión de guadañeta sobre compota de tomate y crema de coliflor con anchoas. A este le bauticé como «Jibión de Rio Asón». Bromas a parte, hacía muchos años que no probaba un magano tan expectacular como este, solo hay que verle: PERFECTO. Este no se me olvida, así como así, el mejor punto que he visto darle a un magano. Quien quiera saber más que se acerque a Ramales y lo pida. Ah, por cierto, el magano es de Laredo, también cercano.
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Como último plato de este menú antes de entrar en los postres tacos de vaca monchina, pimientos y patatas con mantequilla. Me dijeron la edad de la vaca, pero no lo voy a poner no vaya a ser que yo entendiera mal, pero el resultado es delicioso en todos los aspectos, punto de la carne, sabor, textura y maduración. Se me hicieron un tanto raras las patatatas, sobre todo de textura pero estaban también excelentes. Los pimientos auténticos y deliciosos, un pimiento de cercanías perféctamente asado y con un exquisito sabor. La carne también proviene de un ganadero local. Mi enhorabuena por conseguir esta carne tan excepcional.
En el apartado postres, dos postres originales y no muy dulces lo que es de agradecer después de una copiosa comida. Gelatina de miel helado de queso casero y manzana verde. Algo infrecuente en un postre, un toque ácido que ayuda a limpiar el paladar tras la comida. Distinto, me gustó muchísimo. El siguiente postre torta de mascarós con cerezas con sabor a Koyak y espuma de chocolate. Este postre más vaporoso hace el perfecto final de velada, y es cierto que sabe a Koyak.
Resumiendo, un menú de 45€ sin desperdicio, pagados con todo el cariño del mundo y con otros 45 en la otra mano esperando otra posibilidad de acercarme a Ramales, ya estoy deseando volver. Los hermanos David y Ceci forman un tamden perfecto y le auguro al lugar un futuro excepcional, a mi me han conquistado.
Ah, por cierto, también hacen esta hamburguesa en el restaurante, es una pena que no se me ocurriera colocar algo al lado para poder apreciar bien el tamaño de la misma.
Por El Mule