Romy es una institución en Bádames y alrededores, siempre que te acerques lo vas a encontrar lleno hasta la bandera. Ayer me llevé a un par de amigotes para que lo conocieran y les sorprendió por todo: la amabilidad, la calidad del condumio, una carta de vinos decente y sobre todo el ambiente que se respira en el lugar.
Había tres opciones: menú del día, menú especial y carta. Decidimos pedir raciones para compartir entre todos.
Comimos con Primero de Fariña, los otros comensales no lo conocían y les gustó a los dos, a uno más que a otro, pero en general gustó.
Para empezar, pan de gamba con salmorejo y sardinilla en aceite. Con el hambre que teníamos al llegar nos supo a gloria. A partir de aquí hubo desfile de raciones.
Gyozas fritas. Muy recomendables, acompañadas de mayonesa de kimchi con su consabido toque oriental, a todos nos gustaron y la ración es muy generosa.
Langostinos crujientes con emulsión de cebollino y sciracha. Son religión en este lugar, también resultaron fuente de satisfacción gastronómica.
Huevos con bogavante y patatas. Muy buenos, similar a una caldereta, pero con patatas fritas, a mí me encantó el sabor y el ligero toque picante de la abundante y untable salsa.
Lasaña de cerdo con setas. Estaba claro que no podía faltar una de las grandes especialidades de la casa y que no deja indiferente a nadie.
Costilla deshuesada a baja temperatura. Otra de las especialidades que también resulta todo un derroche de sabor.
Dos postres, brownie y texturas de chocolate.
Me encanta el lugar, tiene un savoir faire que no tienen todos los bares de pueblo y además resulta que te puedes encontrar a lo más granado de los alrededores, y de no tan cerca.
Por cierto, el RCP es único.