Hemos Comido …en Bodega del Riojano, un recurso para cuando necesitas quedar bien, ya que el local por sí solo merece la pena y la oferta gastronómica siempre es de primera.
Octubre 2018. Un domingo cualquiera con ganas de hacer una comida rápida, buena y con un buen precio. No falla, dices en casa:» Riojano» y no hay lugar para la réplica, más vale que haya sitio pues a todos les apetece asentar sus posaderas en tan encantador local.
Han renovado La Mosca, ahora más enfocada a tomar una buena botella, un buen vino o asistir a una cata, como fue el caso de la cata Raventós i Blanc a la que asistí hace pocas fechas.
Dentro de los entrantes, un pastel de cabracho. Algo que yo no suelo pedir «ni borracho,» pero que ya conocían las otras dos comensales y les gusta un montón. Estaba bien bueno, es la diferencia entre un pastel artesano y otro que no lo es, que es lo más habitual y la razón por la que no lo pido nunca.
Continuamos con unas raciones de las que yo entiendo como imprescindibles del lugar. Los pimientos asados, todo un lujo, gran potencia de sabor vegetal, ese ligero amargor característico del pimiento. No es un pimiento muy carnoso, pero no hay ninguna duda soble la la calidad y la elaboración. Siempre repetimos y repetiremos mientas se mantenga la calidad de la ración.
Si antes hablábamos de uno de los imprescindibles este es otro de ellos. Gambones a la sal, una elaboración de la que no me cansaré nunca, ni de prodigar sus bondades ni de su ingesta. Ay!, siempre se me hace poco.
En esta ocasión tenían de guiso del día, pochas con espinacas y almejas. Una elaboración muy vistosa y colorida, con un extraordinario sabor. Un maridaje perfecto entre alubia y almeja, con un sutil toque añadido al yodo de la almeja consistente en el consabido sabor a clorofila que aporta la espinaca presente en el caldo. Un guiso delicioso.
Continuamos con presa ibérica, roja y poderosa en sabor a ibérico, sutilmente grasa, deliciosa.
Y media ración que se tomó otro de los comensales, que es adicto al cachón en tinta.
Acompañamos la comida con uno de nuestro favoritos, de Nit, un espumoso de Raventós i Blanc del que hemos hablado en numerosas ocasiones.
Tarta de chocolate. Bonita presentación y muy sabrosa
Helado de quesos.
Y el laureado flan de huevo.
Como siempre al final llegó la nota y esta resultó, como siempre en este lugar, muy ajustada. Da gusto comer en un sitio con ese local, su gran cocina de corte clásico y un servicio profesional como pocos.