Renedo de Cabuérniga Casa Juanillo

Hemos Comido…en Renedo de Cabuérniga, en Casa Juanillo, un restaurante con más de cien años de vida, que ha cambiado hace no mucho de gerencia.

Febrero 2015. Con el cambio de gerencia lo hubo también en la oferta, se desliga de la característa propuesta de la zona, ofreciendo un excelente menú fin de semana y una carta atrayente y distinta de la habitual de los alrededores.

Un dato a tener en cuenta, la carta es habitualmente apta para celicos en casi un 100% de las raciones, el día que me acerqué la única ración que no era apta eran unas croquetas de chipirón, todo lo demás era apto, postres incluidos. Como norma general hay que avisar de la presencia de un comensal celiaco para evitarnos problemas.

Cabuérniga es un municipio incluido en la Reserva del Saja, se integra en el espacio físico que le marcan el valle y el río y posee una inmensa riqueza forestal y paisajística. Desempeñó un papel importante en la repoblación de Castilla, cuando respondía al nombre de «Kaórnica». En este municipio nacieron ilustres cántabros, como el poeta Manuel Llano y el naturalista Augusto González de Linares.

La casa sobre la que se situa el restaurante es una clásica casa montañena bien mantenida y reciéntemente arreglada. En la parte inferior se encuentra una barra donde poder disfrutar de diferentes raciones, vinos y combinados dependiendo de la hora. El comedor se situa en la parte superior, en el primer piso, con un aspecto montañés y cierto toque moderno.

Pedimos la carta, pero después de leeerla y hojear lo que había de menú nos decidimos por este último, la verdad es que pintaba de cine, con una variada y atrayente oferta. Cuatro primeros: pochas, croquetas, ensaladilla y arroz cremoso. Y otros cuatro segundos: codillo, merluza, venado y bacalao. Más otros tres postres artesanos.

Casa Juanillo restaurante Renedo de Cabuerniga

Como os decía anteriormente los celiacos tienen la comida resuleta en este lugar. Como sabían que uno de los comensales lo era le sirvieron pan apto para su consumo (digo pan por decir algo, pues el pan para celiacos hay que verlo, y mejor que verlo probarlo) y a mi pan.

Mi acompañante comenzó con una ensaladilla, que en un principio puede parecer algo normalito de un menú pero su elaboración era muy diferente a lo que solemos tomara por el norte; algo más picadita, con gambas, algún germinado y granada. De muy buena la calificó mi acompañante.

Y yo me arrimé al puchero, pues aunque no hacía un día frío, en invierno me apetece bastante la cuchara y más si es novedad: una pochas con pulpo. Un guiso nuevo para mí, con una salsa bien ligada y un rico sabor, acompañada de pequeños trozos de pulpo. Un buen descubrimiento y una buenísima elaboración.

Después de la excelente experiencia inicial pasamos a los segundos. Mi acompañante tomó guiso de venado con frutos del bosque, del que comentó que la carne estaba perfecta, acompañada una especie de chutney de frutos rojos al cual no le habían añadido nada de azucar, siendo de esta manera una de las mejores elaboracione de caza que había tomado. Si a eso le añades que a la ración le acompañan unas patatas chips caseras puedo decir que pocos guisos de caza he tomado tan buenos como este, porque, por supuesto, no pude resistirme y lo probé.

De segundo yo tomé codillo al horno con manzana y cremoso de patata. Un codillo bien bueno, en la misma onda que el venado de mi acompañanate, muy bueno y muy recomendable.

En los postres, unas natillas de la abuela muy buenas y libres de gluten y para mí un sorbete de mandarina con orujo, muy buen sabor pero bastante cargado de licor.

En fin, el lugar es de las rarezas locales, se sale de la oferta habitual, pero se sale para bien, ninguna de las raciones que tomamos tenían ningun pero en su contra, el servicio eficiente muy atento y el precio me pareció muy ajustado.