Hemos Comido…En Barcelona, en el puerto, una de las zonas más turísticas de la ciudad, pero con innegables cualidades.
Enero 2018. Viaje relámpago de trabajo a Barcelona, salida en avión desde Bilbao a las siete de la mañana y vuelta por la tarde. Tras una mañana de trabajo una reconfortante comida en el puerto. Esta vez nos llevaron al Merendero de la Mari.
El restaurante Merendero de la Mari es uno de los grandes del Port Vell. En ese extraordinario ambiente, tan cosmopolita y marinero a la vez se encuentra el Merendero de la Mari, que a su vez ocupa un bajo situado en el Palacio del Mar.
El restaurante oferta una cocina marinera de alta calidad especializada en pescados, mariscos y arroces, con su plato estrella el “Rape a la Mari”.
Hace muchos años, el Merendero de la Mari, era un chiringuito del barrio de la Barceloneta de Barcelona, donde se comía genial en un ambiente informal y desenfadado. Actualmente, ya no es un chiringuito, ni un merendero. Uno de sus grandes valores es una gran terraza, muy agradable por cierto, con vistas al puerto de Barcelona. Muy recomendable tanto para comidas como cenas.
Barcelona tiene una enorme oferta gastronímica, pero siempre peca de algo que yo conozco como «el mal de la carta clónica». En el centro de la ciudad, atestado todo el día de visitantes ávidos de cocina española, te dirijas al restaurante que te dirijas (salvo raras excepciones) la carta va a variar en muy pocos platos, y de estos, lo que es gastronomía catalana, «na de na», el pan tumaca y poco más.
Unas croquetas de tapa, entrante o de aperitvo, como gusteis. Por cierto muy bien elaboradas, una bechamel fina, buen sabor a jamón y bien escurridas.
Pero en esta ocasión, aún estando en un lugar plagado de turismo a todas horas, dimos con un sitio que en su carta oferta diferentes elaboraciones de cocina catalana, que pudimos probar y a priori os anticipo que merecieron la pena.
Comenzamos con unas sardinas en escabeche. La sardina es un pescado de textura blanda y de gran sabor. Esta manera de elaborar la sardina es tradicionalmente catalana. La técnica del escabeche es una de tantos métodos que se utilizaban desde hace siglos para conservar los alimentos. Como he podido leer, la palabra escabeche ha pasado al castellano a través del árabe, iskebech (guiso de vinagre).
El escabechado, tanto de la sardina como de la la sarda, son tradicionales en todo el Mediterraneo. Estas estaban muy bien limpias y tersas, con buen sabor a pimentón y un suave escabechado, dejando espacio al verdadero sabor del pescado, buenísimas y una sardina de calidad y buen tamaño.
Dentro de la cocina catalana, una de las elaboraciones más conocidas y tradicionales es la esqueisada. Se trata de una fuente muy importante de proteínas y con bajo aporte calórico, gracias al bacalao y a verduras como la cebolla o el pimientón y el tomate. Este bacalao era de una calidad inmejorable y cortado en unos trozos importantes, con el ligero toque a sal característico de este pescado, un buen aceite de arbequina le acompañaba y unas olivas. Dos entrantes que hacen recomendable el lugar
De segundo un arroz del señorito. El clásico con todo pelado y listo para engullir sin trabas, acompañado de un ali oli de lujo, como a mí me gusta elaborado con aceite de oliva, con el sabor característico de un AOVE, que por cierto no le suele gustar a todo el mundo, pero que a mí me resulta diferenciador a la hora de llevármelo a la boca, más fuerte pero para mi paladar muy agradable.
La verdad es que al arroz no le añadí nada de ali oli, me lo comí todo con el pan pues el arroz no necesitaba de ningún acompañamiento, un arroz seco y de gran sabor a marisco y pescado, muy de mi agrado.
El Merendero de la Mari resultó todo un descubrimiento, en la carta quedaban todavía muchos interrogantes, pero espero volver a Barcelona. Además si no es este sitio tiene que ser otro muy similar donde estuve comiendo de muy niño con mis padres, en un chiringuito pegado al puerto y a la Barceloneta, quizás sean ganas de tener un recuerdo, pero no suelo fallar con estas cosas.
El precio resultó muy bueno, para ser tres comensales no está mal en una ciudad bastante carilla y en una zona muy turística, pero merece la pena la visita.