Hemos Comido…en Marisquería Adolfo, mi fetiche gastronómico de Comillas cuando quiero comer pescado o marisco en la Villa de los Arzobispos.
Llevábamos desde ante de la pandemia sin poder acercarnos por la marisquería y era algo que había que subsanar.
Para beber, Roger Goulard brut. Es de los cavas más jóvenes de la casa a pesar de sus más de 18 meses de crianza. En él se intenta conservar el frescor y la juventud de los vinos bases con los que se elabora con una ligera nota de crianza que le aporta la levadura durante el periodo de permanencia en cava. Presenta un color amarillo pálido con un buen desprendimiento de finas burbujas, aroma claramente afrutado y ligeras notas de levadura. En boca es muy fresco, con un ligero punto dulce.
Un cava básico con un buen precio.
Por supuesto que comenzamos con el clásico abreboca del lugar, una ración de patatas fritas chips que hacen como nadie y por las que ya estábamos preguntando antes de sentarnos.
Empezamos con unos percebucos de buen calibre y mejor cocción, siempre que me los recomiendan aquí pico, ya que sé que son excepcionales.
De todos es sabido que esta temporada el bocarte es de un tamaño que ya solo existía en el recuerdo, por lo que tenemos que aprovechar, y la ración de bocartes a la plancha que nos hemos zampado ha sido puro espectáculo en todos los sentidos.
Un centollo de kilo y cuarto cocido perfectamente, como saben hacerlo en Adolfo y por supuesto de origen cercano, al natural por supuesto.
Para terminar unos caricos de la casa, de los que come el personal, un detalle de cocina, me conocen hace tiempo y saben de mis debilidades.
Acabamos con un postre variado sin gluten. Una comida de diez.
El RCP no puede ser mejor.