Hemos Comido…en Olivetta, Maliaño, un restaurante fusión que dicen hoy en día.
Y ciertamente que hay una verdadera fusión de culturas gastronómicas de lo más sorprendente. El local resulta muy agradable, con luces que inciden en las mesas y una cocina amplia a la vista. Todo el personal muy joven y atento.
Nos dejamos llevar por el personal de sala, que nos aconsejó a las mil maravillas y que a diferencia de otros lugares sabía lo que se traía entre manos, es decir, lo que se cocinaba. Junto con la carta te presentan un pequeño escrito que relata la historia de Olivetta y Kai.
Todo lo que tomamos era novedoso.
Empezamos con unos Takoyaki de gambas al ajillo. El Takoyaki es una comida japonesa hecha a base de harina de trigo y pulpo. Aquí cambian el pulpo por las gambas al ajillo, con un toque de mayonesa japonesa ligeramente picante, más el aroma inconfundible de katsuobushi que le aporta más salinidad. Un olé por la ración.
Noodle Thay. Chuleta de cerdo empanada con panko, cortada en tiras, acompañada de pasta de arroz y salsa de mango (que me ha cautivado, el sabor a mango acompaña al conjunto de maravilla). Hay que comerla con los palillos que te ponen. Seguimos boquiabiertos con la propuesta de nuestro anfitrión, una gozada.
Cebiche de torreznos con leche de tigre y arándanos. Me resultó intrigante en un principio y me mostré escéptico, hasta el momento que lo probé. La leche de tigre junto a los arándanos y al torrezno puede parecer algo incongruente, pero para nada, resulta verdaderamente delicioso, con un pero, yo rebajaría la cantidad de cilantro, pero es una cuestión de gusto, no soy muy amigo de este hierbajo.
Para terminar lo salado un steak tartar con base de gofre. Aquí hay una dicotomía de gustos, a la mitad de los comensales le encanta y la otra mitad lo odian; yo estoy dentro de esta segunda mitad ya que lo que le aporta es un importante sabor dulce y es algo que no me mola a la hora de comer salado, el dulce lo dejo para el postre, pero tiene fácil solución, retiras la base y el resto está de vicio.
Para terminar una vaporosa tarta de queso con galletas lotus, mejor final imposible.
Un lugar donde te sientes muy a gusto.