Hemos Comido…en Pechón, en Las Arenas, pero la verdad es que no comimos por que ya teníamos un compromiso.
Febrero 2016. A mí las situciones surrelaistas me fascinan y soy muy dado a toparme con ellas, esta es una de ellas. Vi la puerta de un bar restaurante y me llamó la atención, no sé por qué, pero incluso di marcha atrás con el coche para acceder al parking y según me apeo me encuentro con un personaje muy particular asando calçots en el aparcamiento.
De primeras, ya solo por las vistas merece la pena, la ría es una pasada, se ve toda Tinamayor. Hacía un temperatura buenísima y el lugar llamaba a tomar algo en la terraza, con ese tibio sol invernal calentándote un poquitín.
Cada vez que me encuentro en una situación peculiar me llega a la memoria la película «Urga, el territorio del amor». En una escena están todos cenando dentro de la tienda, en medio de la estepa, una familia mongol de padre, madre, abuela, dos niños y una niña, además de un invitado ruso que ha llegado allí circunstancialmente y, entonces, éste le pide a la chavala, que sabe tocar al acordeón, que toque algo y les alegre la velada. La muchacha coge su acordeón y se pone a tocar nada más y nada menos que el pasodoble «España cañí» , algo sorprendente que nos deja con la boca abierta.
Después de tomar un par de blancos de solera y un buen caldo de gallina de tapa, nos invitaron a un par de calçots, con salsa romescu. Hechos de cine y servidos limpitos para que no nos mancháramos, pero invitaron a todos los presentes, cerca de una veintena de personas que estaban tomando el aperitivo.
Así que, no me va a llamar la atención el sitio? En otro orden de cosas, pude detectar un horno de barro con un buen surtido de leña en sus alrededores, por lo que parece que algún asado seguro que hacen, y en la cámara, que después pude ver, preparados para asar junto a la brasa unos gruesos tacos de carne, esperando a ser cocinados.
No comí ese día, pero está apuntado en la libreta de preferentes. Qué poco voy a tardar en pasar, a ver si suena «España cañí».