Hemos comido…en Laila un restaurante que está fuera de discusión.

Siempre que se menta acercarnos a comer hay cuórum. Gustavo sigue siendo, tras muchos años, el cocinero estrella de la región, al menos para mi gusto. Escondido en su feudo dando el mil por cien en cada comida, y sobre todo elaborando desde lo más básico a lo más complejo en su cocina, siempre está presente en todo.

Hoy nos deleitamos con lo que considero la mejor elaboración de alcachofas que he tomado, quien quiera comprobarlo que se acerque.

Continuamos con steak tartar, del que ya habíamos tenido noticia en los entrantes que nos había preparado.

En los segundos mi acompañante tomó besugo con marmita de langostinos, algo que definió como distinto, sabroso y muy recomendable.

Para mí unas carrilleras de ibérico contundentes, deliciosas, se deshacen en la boca, potentes y sin fisuras.

Los vinos siempre han sido una parte importantísima de la comida, diría que en un porcentaje muy alto.

Hoy el mundo de la uva estuvo presente a lo largo de la misma con un Corpinat Sabarte i Coca Brut Nature 2016. Al final de la misma y acompañando al postre un Don PX 1955 de Toro Albala, que se sale de las escalas, un vino dulce con más de medio siglo de vida. Es uno de esos vinos que dejan un recuerdo imborrable, que tuvo una efímera presencia pues me toco lo último de la botella y que hubo que compensar con un gélido Don PX también de Toro Albala, que habitualmente me acompaña en este restaurante, al que no fallo siempre que puedo.

Mi acompañante termino con un Grand Tokai al que le ha cogido el gusto últimamente.

De postre tiramisú y tarta de manzana apta para celiacos.

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