Hemos Comido…en La Camarga, famoso por las grabaciones durante la comida entre Alicia Sánchez-Camacho y María Victoria Álvarez que desencadenaron la imputación de Jordi Pujol Ferrusola.
Junio 2016. Asistí a una cena de trabajo con otros nueve comensales, cuatro de ellos asiáticos.
El restaurante La Camarga está situado en la calle Aribau y forma parte de un proyecto gastronómico de la familia Vidal Blanco cuya tradición culinaria ha bebido siempre de las fuentes de la mejor tradición gastronómica de La Provenza francesa.
Tiene comedores privados para poder hacer reuniones familiares o de negocios con todas las facilidades y comodidades, nosotros comimos en un comedor privado.
Dispone de una carta variada con la oferta clásica de la zona, más orientada al público turístico que al gastronómico, es algo que hecho de menos en la ciudad condal, una carta más tradicional con elaborados más de la cocina catalana y no la clónica oferta de fritos y pan tumaca o escalibada recién salida del bote.
Como os decía la carta es bastante clónica con lo ofertado por los alrededores, con una buena oferta de pescados y una gran calidad en todos los productos, por esto sí que destaca, y los precios no son desorbitados, están dentro de lo normal en esta zona.
Comenzamos tomando unos raciones al centro de la mesa. Una tempura de verduras muy bien elaborada, acompañda de un recipiente con soja para añadirle gracia.
Otra de las raciones compartidas fueron unos calamares fritos, muy buenos, excelente fritura y buena calidad de calamar.
Durante toda la comida nos acompañó un vino muy especial o a mí me lo pareció, diferente. Ermita d’Espiells es un vino blanco de la D.O.Penedès elaborado por Juvé y Camps. Es un coupage de las variedades autóctonas del Penedès Macabeo, Xarel·lo, Parellada, complementadas con un pequeño porcentaje de Chardonnay. Un vino de color amarillo pajizo con reflejos dorados, intensidad aromática no muy alta, presencia sobre todo de notas cítricas, entrada muy agradable y fresca con sensaciones cítricas.
Otra de las raciones iniciales fue el ineludible pan tumaca. Ineludible en el buen sentido, es algo que, si me acerco por tierras catalanas no me pierdo en ninguna comida, y si es el caso como este acompañado de un buen ibérico todavía mejor.
Ya dentro de los segundos hubo diferentes raciones, a destacar según la opinión de los comensales la corbina.
Uno de los comensales era vegetariano y tomó la pasta con verduras.
Y otros tomamos el steak tartar, que por cierto me resultó de los meritorios. Una buena ración de una excelente carne cortada a cuchillo, con el picante justo y pocas cosas más aparte de cebolleta y alcaparrtas. Acompañado de unas patatas paja y algo de pan tostado.
De postre todos tomamos helado, yo tomé mantecado con ciruelas pasas, muy bueno.
Bueno, el sitio merece la pena aunque solo sea por las instalaciones, aunque la cocina también lo merece, máxime por el producto, el servicio impecable y el precio no lo sé, pero a la vista de la carta tiene una buena relación calidad precio.
Carrer d’Aribau 117 08036 Barcelona