Torrelavega se convierte en epicentro del cocido: así fue el II Capítulo de la Cofradía de los Cocidos de Cantabria
Este sábado, Torrelavega se ha vestido de cuchara y tradición. La ciudad acogió el II Capítulo de la Cofradía de los Cocidos de Cantabria, un evento que ha reunido a una docena de cofradías gastronómicas de dentro y fuera de la región, convirtiendo la capital del Besaya en el punto de encuentro de amantes del cocido, la cocina lenta y la cultura culinaria popular.
Cocido, cofradías y cocina con historia
El cocido no es solo un plato: es una declaración de intenciones. En Cantabria, hablar de cocido es hablar de raíces, de pucheros que se empiezan a preparar al alba, de ingredientes humildes que se transforman en manjares tras horas de cocción. Y eso es precisamente lo que reivindica la Cofradía de los Cocidos, presidida por Gabriel Argumosa, que ha elegido Torrelavega como su sede y escenario de este segundo gran capítulo.
El evento ha contado con un pasacalles de cofradías, un concurso de ollas ferroviarias en los soportales de la Plaza Mayor —con más de 50 participantes preparando cocido montañés— y una comida de hermandad en el Casino de Solvay, donde el menú, como no podía ser de otra manera, fue un cocido lebaniego.
Reconocimientos con sabor a tradición
Durante el acto central, celebrado en el Círculo de Recreo, se han entregado distinciones a figuras destacadas del mundo gastronómico y cultural cántabro:
- Jesús Sánchez Saínz, chef del Cenador de Amós, fue nombrado Cofrade de Honor. Sánchez agradeció el reconocimiento compartiéndolo con su equipo, destacando que “son los que me dan fuerza cada día para seguir trabajando”.
- Zacarías Puente, recibió el título de Cofrade Emérito, emocionado por el “sentido de hermandad” que define a las cofradías.
- El consejero de Industria y Turismo, Francisco Javier López Marcano, fue nombrado Embajador de Honor. También es Gran Maestre de la Cofradía del Hojaldre de Torrelavega, que apadrinó a la Cofradía de los Cocidos.
Además, se nombraron nuevos cofrades numerarios, entre ellos Alberto García Rivero, Alfonso Fraile García, Carlos Gala Oceja, David Arias Poo, Jesús Gómez Oláiz, José Luis Ortiz San Sebastián, Juan José García Corona, Luis de Diego Fernández y Luis Manuel Castro del Campo.
Las ollas ferroviarias: tradición sobre raíles
Uno de los momentos más reivindicativos del capítulo fue la defensa del origen cántabro de las ollas ferroviarias, esas cocinas portátiles que permitían a los trabajadores del tren preparar guisos durante sus largas jornadas. Gabriel Argumosa situó su origen en Mataporquera, subrayando su papel como símbolo de la cocina popular del norte.
Torrelavega, ciudad de cocidos
El concejal de Ferias y Mercados, Nacho González, agradeció a la Cofradía su elección de Torrelavega como sede, asegurando que “el Ayuntamiento siempre tendrá las puertas abiertas para proyectos que conviertan la ciudad en punto de encuentro gastronómico”. También tuvo palabras de reconocimiento para su antecesor, Jesús Sánchez, que participó en la fundación de la Cofradía.
El acto concluyó con todos los asistentes entonando el himno a Cantabria, acompañados por un grupo folclórico, en un ambiente festivo y lleno de sabor.
Eventos como el Capítulo de la Cofradía de los Cocidos no solo celebran la cocina tradicional, sino que ayudan a preservar técnicas, recetas y costumbres que forman parte del patrimonio gastronómico de Cantabria. Además, posicionan a Torrelavega como un destino culinario de referencia, especialmente en el mundo de los cocidos y la cocina de cuchara.
Si eres amante del cocido montañés, del lebaniego o simplemente de los guisos que saben a casa, este tipo de encuentros son una oportunidad para descubrir, compartir y saborear lo mejor de la cocina cántabra.