Hemos Comido…de vuelta de Bilbao y coincidiendo con la hora de la comida en el Restaurante El Molino De Oscar por recomendación de un amigo a probar una de las especialidades por la que es conocido, las albóndigas.
Las albóndigas es un plato que me encanta, y que la mayoría de las veces que las pido termino arrepintiéndome de haberlo hecho.
Situado a las afueras de Hoznayo, este restaurante está situado en un antiguo molino restaurado y reconvertido en restaurante.
Decoración rústica entorno a la piedra y la madera. Vajilla sencilla pero que cubre perfectamente las necesidades. Una vez en el comedor, se me ofreció el menú del día compuesto por tres primeros entremeses variados, callos, alubias y tres segundos huevos con jamón, trucha y las famosas albóndigas. Las mesas que es ese momento estaban comiendo habían optado todas por el menú.
Decidí echarle un vistazo a la carta, no muy extensa, pero eso sí, con varios entrantes, carnes, pescados y un amplio despliegue de postres, todos de elaboración propia. Carta de vinos normalita.
La ración la componían media docena de albóndigas de un tamaño considerable, acompañadas de una contundente salsa de carne muy sabrosa y bien ligada, para untar a muerte. Acompañaban las albóndigas unas más que ricas patatas fritas, «naturales» de esas que se pelan se cortan y luego se fríen, cosa ya rara de encontrar en la mayoría de los restaurantes sustituidas por las asquerosas patatas fritas congeladas.
En resumen una ración divina. Tan buena estaba la ración que decidí pedir una segunda, al puro estilo «Homer Simpson», «Y ¿qué va a beber usted? Albóndigas», después de este encuentro, acaba de convertirse para mí en un auténtico lugar de peregrinaje obligatorio.
De postre me decidí por un flan de arroz con leche que me recomendó, que consistía en un flan de huevo el cual estaba elaborado sobre una base de arroz con leche muy bueno, y eso que yo no soy de arroz con leche.
El servicio, correcto, atento y eficaz. El precio bajo.
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