Hemos Comido…en Palacio de Arce, una reciente incorporación al panorama gastronómico en un entorno muy especial.
El Palacio de Arce es un complejo hostelero ubicado en el Palacio del Marqués de la Conquista Real, es un buen ejemplo de residencia señorial, enmarcada dentro de la arquitectura tradicional cántabra. Declarado Bien de Interés Cultural en 1994.
Dispone de diferentes comedores, de clásica decoración y dentro de la estructura típica de casona montañesa. Merece la pena la visita aunque solo sea por disfrutar un rato de la finca.
La carta resulta clásica, también dispone de menú del día, un menú ejecutivo a un precio de 19€.
Comí con una cerveza zaragozana, Ambar Export. La marca la conozco pues es de las primeras que hizo cerveza sin gluten o eso tengo entendido. Una cerveza de tres maltas con un doble período de fermentación y lenta maduración en bodega, una cerveza tostada excepcional, rojiza, rica en matices aromáticos y con espuma densa y cremosa. Más cuerpo, sabor y carácter, pero sin llegar a los extremos de las cervezas artesanas, me gustó, muy buen equilibrio entre amargor y frescura.
Comencé tomando un apertivo de bienvenida, crema de calabaza. Muy buena, dentro de lo que siempre definimos como puré de la abuela. Nuestra primera impresión resultó de lo más atrayente.
De primero tomé un tartar de salmón. Fue la segunda opción pues me había llamado la atención unas alcachofas; pregunté si eran frescas ya que estamos en época de alcachofas y resultó que eran de bote, así que cambié de primero. Siempre digo lo mismo, comer fuera de casa, siempre que sea por placer, es para que me cocinen y para comer productos que habitualmente no tomo en casa, así que muchas cosas quedan fuera de este abanico, sobre todo charcutería y latas.
El salmón no estaba muy allá, bastante insulso, tenía cierto marinado con soja muy suave; un buen corte de salmón y aguacate.
La estrella del día, un roast beef. Magnífico, carne asada compuesta por una tira fina de carne enrollada, dos rollitos tostados en su exterior y prácticamente crudos en el interior, como es de verdad esta elaboración buenísima.
De postre una tarta de queso, acompañada de unas tierras de galleta y coronada por helado.
Al final la comida resultó agradable por el lugar, con una buenísima atención por parte del servico, y una buena comida que pinchó un poco con el salmón pero que coronó la jornada con el roast beef. Buen aparcamiento y un precio razonable, el entorno resulta único.
