Hemos Comido…en Europa, uno de los restaurantes de primer orden de Pamplona que nos recomendó Carla del Mesón de Luey, por cierto, muy buena recomendación.
Noviembre 2016. Establecimiento emblemático de la ciudad de Pamplona, que cuenta con una privilegiada ubicación, en pleno centro histórico de la ciudad, junto a la plaza del Castillo y la famosa calle Estafeta, la calle más importante de Pamplona durante las fiestas de San Fermín.
Reconocido con una Estrella Michelin desde 1993 el restaurante Europa cuenta con 7 comedores privados, con aforo de hasta 120 comensales.
A la delicadeza, finura y culto al sabor tradicional de una cocinera como es Pilar Idoate, uno de los pilares esenciales de restaurante Europa, se une el joven cocinero guipuzcoano Arkaitz Muguruza aportando una técnica de lo mas moderna y un sinfín de creativas, ideas.
Comer en el Europa se convierte en toda una experiencia gracias a la calidad de los productos, su elaboración y un a servcio impecable, en el caso del sumiller podría decirse que extraordinario. La comida es excepcional y dificil resulta decidirse: pochas de Navarra con hortalizas guisadas al estilo clásico, jarrete de ternera blanca lacado, puré de cocido de garbanzos y cebolletas glaseadas, ajoarriero, piquillos, etc.. destacan entre otros deliciosos platos.
Antes de comenzar no sirvieron los aperitivos de las fotografias anteriores: grisini, puré de calabaza, jamón y buñuelo; divididos en dos tipos, aptos para cealiacos y con gluten. Mi acompañante es celiaca y la mayoría de carta era adaptable a comer sin gluten con garantías.
Comenzamos compartiendo unos pimientos del piquillo, que en Navarra son religión. Pimientos del piquillo con papada ibérica. Unos pimientos con el característico sabor a asado en leña acompañados de unas finas tiras de papada que resultaron una espectacular ración, textura aterciopelada, trato del producto de manera sutil y perfecta.
El pimiento del piquillo es una variedad de pimiento producido en Lodosa en la Comunidad Foral de Navarra. La forma es triangular, no muy grande, alrededor de 7 cm de largo, no demasiado carnoso, piel dura y un color rojo encendido. Se admiten listas verdes a lo largo de su carne que se denominan «entreverados» y que, paradójicamente, gustan más a los propios productores para su uso que a los foráneos.
Lo más particular de este producto es la forma de preparación para el envasado en latas. El proceso consiste en asarlos, o bien en una superficie de carbón vegetal o mediante gas a través de bombos giratorios en los que en el proceso nunca deben entrar en contacto con el agua, pues perderían el aroma y el sabor.
Comí con un Marco Real Reserva de Familia 2007 (D.O. Navarra), un vino con un marcado coor picota con ribete cereza, muy glicérico. Nariz de media intensidad, fruta roja, ligeros tostados. En boca tiene buena entrada, tanino presente con alguna nota de astringencia, acidez buena y recorrido largo con cierto amargor final.
Mi acompañante tomó la comida con un blanco de Navarra, un Rincón de Nekeas, un Chardonnay 100% procedente las viñas más altas del Valle de Nekeas, entre 600 y 650 m de altitud, sobre suelos pedregosos y bien drenados. Diferencias térmicas de hasta 15ºC entre el día y la noche dan lugar a una muy lenta pero segura maduración de las uvas. Maceración pelicular en frío y mosto obtenido exclusivamente por sangrado. Fermentación alcohólica en barricas de roble francés de grano fino y tostado medio. No se utilizan levaduras comerciales, un peculiar vino navarro.
El ajoarriero es una receta que me encanta, una de las elaboraciones de este pescado de interior que más me gusta. Lo dificil es encontrar un lugar donde lo borden como en Europa, con el sabor que le caracteriza marcado por el sofrito de cebolla, ajos, pimiento y tomate. Un bacalao extraordinario desmigado en lascas justas de punto, producto bien tratado. Hay platos que da pena terminar, he aquí un gran ejemplo.
Mi acompañante tomó ensalada de centollo y aguacate. Muy a su gusto segun me hizo saber, yo no la probé así que no puedo opinar, pero el aspecto ciertamente era bueno.
De postre sorbete de piña con maracuyá, un buen y fresco fin de comida según el otro comensal.
Terminé con una torrija, todo un clásico final en la misma linea que toda la comida, superior.
Con el café petis four de invitación. En resumen, una pasada de comida, cocina tradicional, servicio exclusivo y una carta de vinos extensa conocida por el sumiller y muy bien vendida, un lugar muy recomendable.
El precio muy ajustado, deseando volver.
Espoz y Mina 11 31002 Pamplona 948221800