Hemos Comido…en el Pesquero, en El Muelle, un lugar de reciente apertura que rompe con la tradición del lugar. Algo distinto en el panorama del barrio.
Abril 2012. Un sitio «distinto» dentro de la oferta del Barrio Pesquero. Viene a ocupar un lugar durante mucho tiempo vacío. La calidad, la originalidad y la buena cocina le hacen bastante diferente a lo que suele haber por los alrededores. Por cierto sabeis que es Luzmela? Luzmela es un pueblo del ayuntamiento de Mazcuerras, famoso por la novela de Cocha Espina La Niña de Luzmela. Esta novela se desarrolla entre dos pueblos cántabros: el que aparece en el título y Rucanto. La protagonista es Carmen, hija del señor de Luzmela, que queda huérfana a los trece años y es enviada, de acuerdo con el testamento de su padre, con su tía Rebeca y los hijos de ésta, Andrés, Narcisa y Julio. Éstos, que ambicionan la cuantiosa herencia que Carmen recibió al morir su padre, la maltratan durante años. También es el nombre de un pastel que servían en la cafetería del mismos nombre, hoy ya desaparecida.
Me lo recomendó Agustin, y haciéndole caso me dirigí al local, almuerzo semanal a eso de las 13:00. No había nadie por los alrededores, dentro de la barra sí que había gente tomando el vino mañanero, pero por los alrededores y en los demás bares y restaurantes del Pesquero, excepto en las barras, nadie.
El restaurante esta nuevecito, pues hace apenas dos semanas que lo han inaugurado. Tiene una amplia carta, en la que domina el pescado, pero sin dejar de lado las carnes y un apartado especial de arroces, donde te anticipan que tardan del orden de treinta minutos en servirlos, prueba de que te lo hacen en el momento.
Hoy al cocinero le habían inspirado las musas y se había decidido por hacer un escabeche de chícharo y otro de mejillones. Total, que me pedí el escabeche de chicharro. Exquisito, hacía años que no probaba un escabeche de estas características y tan bueno. El chicharro súper limpio, jugoso y con el fuerte sabor de un escabechado. Le añadieron dos mejillones que estaban de lujo, también escabechados. Una ración muy recomendable. Y hablando de raciones, si estas tienen un denominador común, a parte de la buena cocina, es el tamaño de las mismas.
Me recomendaron las albóndigas de cachón, pero no estaba yo muy por la labor, así todo dudé, me quedé con ganas. Lo dejo para otra ocasión.
De segundo tomé carrilleras, muy buenas y generosa ración, con bastante cebolla, pimiento y con una reducción de Pedro Jiménez acompañadas de unas buenas patatas. Otro plato muy recomendable también.
Terminando con las carrilleras ya no podía más y tuve que dejar el postre para otra ocasión. En resumen el lugar merece la pena en todos los aspectos, muy bien de precio, un buen servicio, instalaciones nuevas y una cocina de mercado con un aire distinto, un lugar diferente a lo dominante del entorno.
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