Hemos Comido…en este lugar con nombre de cien distintas referencias vinicolas, pero la verdad es que se acerca mas a las doscientas que a cien.
Su cocina podríamos describirla a grande rasgos como una cocina de mercado, entre sus especialidades cabe destacar los pescados salvajes, las carnes de Cantabria, el jamón de Jabugo cortado a cuchillo, el foie caramelizado, el pulpo a la plancha, carrilleras de cerdo, y una gran variedad de bacalaos. Como buen cofrade del hojaldre, destacan entre los postres la tarta de hojaldre de Torrelavega.
Siempre que voy a Torrelavega, o por lo menos la mayoría de las veces es a la carrera, y pendiente de llegar a algún curso o reunión, esta vez también.
Me atiende enseguida el dueño, y me recomienda fuera de carta atún rojo. El atún es uno de mis platos favoritos, y aquí en Cantabria no es fácil encontrarlo, así que está claro cuál va a ser el plato principal. Como primero quiero algo ligero y me recomiendan la ensalada de pulpo y langostinos, la verdad es que el pulpo no es precisamente liviano, pero es algo que me encanta así que ya tengo decidido el menú. Para beber agua que hay que conducir y luego estar atento en el transcurso de la tarde.
Comenzamos con un aperitivo de bienvenida consistente en un gazpacho, mejor entrada no podía ser debido al día de bochorno que hace además un gazpachito muy bueno y fresquito.
Seguidamente me traen la ensalada, un plato que yo definiría como exuberante, la ensalada abundante, con un pulpo bien hecho, triscante pero blando y unos langostinos medianos que junto con la vinagreta y con un muy buen punto de aceite y vinagre hacen de la ensalada un plato muy recomendable como entrada.
Seguimos con el atún, un gran taco de atún que me hace pensar si podre acabar con todo acompañado de espárragos trigueros, tomate, cebolla pochada y berenjena. El punto del pescado es perfecto, tostado por fuera y sangrante y caliente por dentro. Delicioso, di buena cuenta de él, además la sal que le acompañaba por encima, no sé si maldon o sal de estrella le acompañaba a la perfección haciendo todavía más delicioso cada vez que te encuentras un cristalito.
A este punto de la comida todavía había sitio para un postre, no mucho pero algo y teniendo en cuenta que después había «LIO» lo dejare para otro día.
La verdad es que me voy con pena de no probar otra serie de platos que figuran en la carta, pero lo dejo para otra ocasión, pues el sitio merece, tanto por la calidad de los ingredientes como por la cantidad, y sobre medida por el buen trato recibido, el sitio es muy recomendable. Volvemos seguro.
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