Volver a Casa Victoria siempre es un placer. Nunca me canso de ojear su carta ya que siempre encuentro novedades. Es un mix de cocina rural con importaciones de otros continentes. Un sitio al que merece la pena acercarse pues siempre todo está elaborado con mucho cariño y con interés de aprender, sobre todo.

Su carta tiene mucha enjundia: gyozas de gambón, fritos de rabo, buñuelos, buta siciliano, y tienen merecida fama sus croquetas.

✅️ Aperitivo, mantequilla de mostaza un vicio, no hay pan suficiente.

✅️ Ya conocía bastante de su carta y tomé una flor de alcachofa. Superior, no es la típica comprada confitada, mantiene hojas algo duras pero que contienen carne para el rechupeteo. Están confitadas y acompañadas de unas chalotas, chimichurri y un toque de fino, como las elaboran en ciertas partes de Málaga.

✅️ Continué con media ración de codillo deshuesado con parmetier de kimchi y pan bao (un pan curioso de color gris que más parece una piedra que un pan y su textura en más bien sólida). El codillo está buenísimo y la salsa que le acompaña mejor todavía. En fin, la ración es pura delicia,

✅️ Para terminar, y como plato principal, cocochas de bacalao en salsa de ajo con huevos fritos y patatas chips. Las patatas por supuesto de la casa. Los huevos con las cocochas y las patatas se acomodan en el paladar de manera flipante, una explosión de sabor y un perfecto complemento de texturas.

✅️ De postre crumble de higos con helado, en la misma línea que todo lo anterior.

Casa Victoria es más que recomendable. Un lugar entrañable con cocina artesana al cien por cien, donde disponen incluso de huerta (sus tomates estaban disponibles en la carta), la carne que tienen es de primera y la atención de diez.

Por El Mule

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