Así como en mi primera visita fue un grato descubrimiento, en esta segunda dejó mucho que desear.
No había prácticamente vinos por copas y a la hora de la cena no solemos ser tan alegres como en la comida, y más de uno tomó agua así que una botella no podía ser.
Comenzamos con unas alcachofas con crema de ajo y velo de papada. Me gustaron bastante, pero nos estuvieron repitiendo toda la noche, algo bastante molesto, supongo que por no retirar el germen del ajo o porque no eran muy frescos.
Nos invitaron a unas patatas bravas que me gustaron bastante, muy similares a las que suele ofertar Sergi Ariola o Nacho Basurto.
Continuamos tomando unos langostinos al ajillo que a mi me parecieron más al pimentón, ya que su aspecto coincidía más con este último, de todos modos, muy normalitos.
Uno de los comensales optó por robellones, que le parecieron insuperables según compartió con el resto.
Brandada de bacalao, bastante insulsa.
Yo tomé carrileras con setas sobre parmentier, muy buenas, y de vacuno que son las que más me gustan.
Para terminar tocinito de cielo, normalito.
Baobab, una de cal y una de arena.
Por El Mule