Hemos Comido…en Granollers, una población barcelonesa en la que me gusta mucho alojarme cuando voy a Cataluña, ya que es un lugar muy acojedor.
Can Gallina resulta todo un descubrimiento, un coqueto local en el centro de Granollers.
Ya lo conocía de otra visita anterior, aunque la gerencia era otra, más centrada en la oferta vinícola y menos gastro.
Después de saborear un par de cavas, tome atención sobre lo que se cocía en la barra, todo un tejemaneje para atraer al público, y entre un paseo y otro pude comprobar como colocaban unas cigalas, unos carabineros y unas gambas de Palamós en el expositor que tenían una pinta impresionante. Pregunté y me contaron que las hacían a la sal y ni corto ni perezoso pedí que me sirvieran cuatro, ya que el precio no era nímio, a cinco eurazos la pieza, para que luego la gente se escandalice con el precio de los maganos de guadañeta.
No me pude resistir a una banderilla, aquí la llamaban Gilda, con bacalao, piparra y coliflor que resultó estar bastante fría, de nevera.
Pero a lo que vamos, las gambas, creo poder decir que de este tipo son las mejores que he tomado, punto perfecto, recién pescadas, tamaño justo, un vicio.
El camarero que me sirvió fue encantador y bastante atento al servicio. La gerencia, o por lo menos así parecía, en todo momento intentó que hablara catalán, algo que no hago (tampoco en privado) y que parecía no darse cuenta hasta que llegó la hora de pagar, donde descubrí que hablaba perfectamente español.