Si hay alguna manera de definir este local creo que lo más acertado es un restaurante donde se sirven estofados típicos y buenos guisos, todos de corte tradicional y local.

Su menú del día sobre el papel tiene una pinta estupenda y lo que desfiló delante nuestro confirmaba la anterior lectura, de hecho, dos de las elaboraciones que tomamos estaban en el menú, aunque nosotros optamos por la carta.

Pedimos una ración de caricos con jabalí y otra de cocido montañés, para compartir ya que se sirve en puchero. Los caricos con jabalí estaban para ponerlos en un pedestal, buenísimos.

El cocido montañés también estaba de lujo, pero le eclipsaban los caricos. De cualquier manera, tomamos de los dos y los dos nos gustaros, nos parecieron unos guisos perfectos.

Para terminar cabrito al horno. Buen horneado y ración generosa, nos gustó a los dos, se deshacía en la boca y la parte exterior estaba crujiente.

Sin lugar a duda el restaurante destaca por un buen RCP, raciones generosas, una atención y una cadencia muy buenas y eso que los comedores y las terrazas acumulan una gran cantidad de comensales.

En esta ocasión el restaurante estaba hasta la bandera, suele ser lo habitual.

Por el Mule

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