Hemos Comido…en Umma continuamos con nuestro periplo de visitas al restaurante de Miguel, pero es que cada vez se supera. Así que para qué vamos a cambiar
Abril 2018. Pues sí, realmente cada vez se supera a la hora de agradar al comensal, con elaboraciones de temporada y un producto de calidad muy superior, ingenio y mucho mimo.
En Umma además le tenemos cogido el tranquillo al vino y De Nit de Raventós no se hace esperar, es uno de nuestros cavas fetiche, siempre está bueno y tiene un precio razonable.
Antes de comenzar, un aperitivo, con diferenciación de celiacos y no celiacos. Vamos, uno para mí y otros distintos para los otros dos comensales. Un paté de ave y mantequilla con un pan muy peculiar, similar a pan de gamba, pero negro.
Comenzamos con carpaccio de gamba roja. Una explosión de sabor marino, con el toque dulzón propio de la gamba, más el yodo aportado por las huevas de lumpo y la acidez básica de un queso de Cantabria. Una ración para aplaudir al terminar.
Continuamos con una coca de sardinas ahumada sobre pan frito apto para celiacos, tomate deshidratado y queso azul. Esta es una elaboración que te deja boquiabierto. El queso se funde con el calor y forma una costra que incrusta el tomate sobre la tosta, esta llega al comensal tibia y la sardina a temperatura ambiente. Una textura crujiente frente a la textura de un pescado como la sardina, algo más tiesa por el ahumado. Un arriesgado mar y montaña que después de la primera deja de ser arriesgado para pasar a ser objeto del deseo.
Aquí la elaboración, que ya había tomado en otra ocasión, cambió por la falta de la salsa teriyaki que no pueden tomar los celiacos debido a que incorpora salsa soja. La coliflor ganó un montón al no estar lacada, resultó mucho más sabrosa, pues pierde ese punto dulce que le añade esa salsa y me resulta más agradable. También lleva un toquecito de picante que le va como anillo al dedo.
Continuamos con una auténtico vicio, las alcachofas con velo de papada. Si ya de por sí la alcachofa es un delirio de sabor para los tres comensales, con el velo de papada resulta una elaboración cuasi mística. La alcachofa calienta con el velo, el resultado es maravilloso, después de tomarlo en más de una ocasión sigue siendo el caballo ganador de la comida y eso que siempre tiene duros rivales.
Continuamos con unos espárragos naturales con boletus. En la misma linea que toda la comida, que tenía como objeto central los vegetales, tan bien tratados como sabe hacerlo Miguel.
Tres postres diferentes, uno para cada uno de los coemnsales. Yo repetí al pedir la tarta de limón que me encanta.
Seguimos y seguiremos repitiendo. Buena atención, una bodega donde tenemos nuestros favoritos, un RCP como pocos, raciones generosas y un tratamiento del producto de temporada único.