Hemos Comido…en la antigua Guisandera donde hasta hace poco estuvo Festival Gastrobar, ahora toma las riendas del negocio la misma familia que regenta Casa Aida en Sancibrián.
Marzo 2017. No ha habido cambio ni en la distribución ni en la estructura en general, se ha pintado el local y se le han añadido bastantes elementos decorativos que han cambiado el aspecto del lugar dándole un ambiente más cálido y yo me atrevería a decir que más luz.
La fachada continua como estaba, ha habido únicamente un cambio de cartel.
El comedor, a mi entender, está más agradable que anteriormente.
Dispone de una carta de temporada enfocada al producto de cercanías, donde tienen una enorme importancia los pescados de lonja, otro apartado muy importante son las entradas, donde el chef (Luis Velasco) hace gala de sus habilidades presentándonos una carta de elaboraciones muy de moda.
Otro aspecto a tener en cuenta es la calidad y la calidez del servicio de sala muy amable, disponible y dispuesto a dar cualquier tipo de explicación. En la fotografía del pie os dejo una foto de un tartar de la mesa de al lado, a los que conocía e insistieron en que lo fotografiara, ya que lo habían tomado en más de una ocasión y les gusta muchísimo, tartar de atún con aguacate y vinagreta de anchoas
Comencé con un tataki de atún con mayonesa de wasaby. Un tataki de libro, muy bueno, bien marcado en el exterior y crudo en el interior, la mayonesa muy buena compañera, la ración de un tamaño generoso, un buen comienzo.
Existen varias leyendas que hablan del origen de este plato, por un lado antiguamente comer sashimi (pescado crudo) era un plato exclusivo de gente con dinero o poder. La gente trabajadora, agricultores, pescadores lo tenían prohibido. Fue así como desarrollaron la técnica de quemar por fuera el pescado y golpear el pescado con sal (la soja era muy cara y no tenían acceso a ella) y las hiervas. De este modo podían ocultar que se trataba de pescado crudo (sashimi)
Hoy tenía el día de pescado y de segundo me recomendaron, y me tiré de cabeza a ellos, unos bocartes a la cazuela. Salsa de pimentón con un toque de picante y unos bocartes lévemente cocinados, yo diría que escaldados en la salsa, con un punto muy justo de cocción y de un exuberante sabor.
Para qué voy a contar nada en torno a ellos, ha habido un antes y un después de estos bocartes a la cazuela, los mejores sin duda alguna. De entrada eran de un tamaño generoso y la elaboración magistral, hay que probarlos pues intentar definirlo, me resulta imposible.
De postre helado de queso con base de bizcocho borracho.
El lugar recién abierto promete no dejar indiferente al visitante, frente a mí había una mesa de cocnocidos con los que estuve hablando un rato, ya me adelantaron que esta era su segunda vez, que habían tomado sapito y cogote de merluza y que al igual que en la visita anterior había merecido la pena, también me comentaron su intención de volver debido a la buena experiencia.
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