Hemos Comido…en Saldaña después de andar por la provincia de Cantabria y Palencia visitando la colegiata de Cervatos, la iglesia rupestre de Olleros de Pisuerga y la villa de romana de la Olmeda, de la mano de Cantabria Inusual.
Marzo 2017. Visitamos en Cervatos la joya del románico erótico cántabro. Según los epígrafes que se leen en uno de los lados de su portada, la iglesia fue construida hacia el año 1129 y dedicada por el obispo de Burgos, Marino, en 1199. Inicialmente era un monasterio, fundado por el conde Sancho García en el año 999, y más tarde fue convertido en colegiata, por lo que su dominio se extendió por gran parte de Cantabria y con posesiones en las actuales provincias de Palencia y Burgos. Entre los motivos decorativos descatan los de temática erótica que constituyen el mejor ejemplo de motivos obscenos de este período en España.
La iglesia de los santos Justo y Pastor es un eremitorio rupestre situado en la localidad y pedanía de Olleros de Pisuerga en el municipio de Aguilar de Campoo. Relevante ejemplo de arquitectura rupestre del valle del Pisuerga, excavada en un promontorio de naturaleza arenisca. Asociada a la iglesia, se encuentra la necrópolis rupestre, con sepulturas antropomórficas y de bañera, trapezoidales y ovaladas, así como una especie de cuevas o habitáculos también excavados en roca, posiblemente prerrománicos y con un carácter sagrado en origen.
Descubierta en 1968, la villa romana La Olmeda, es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del mundo romano hispánico. Se trata de una gran mansión del Bajo Imperio (s. IV d.C.), cuyo edificio principal de planta cuadrada flanqueada por dos torres, se dispone en torno a un patio central y peristilo al que se abren las distintas dependencias, la mayoría de ellas con pavimentos de mosaicos.
Después de las dos primeras visitas y antesala de la visita a La Olmeda, nos acercamos a comer a Saldaña, a La Casa Torcida, una construccion atípica dentro del casco histórico de Saldaña, toda ella construida en madera, piedra y ladrillo.
Ya veníamos con un menú apalabrado de antemano que se habían encargado los organizadores de negociar, constaba de cuatro primeros y cinco segundos donde escoger, todo con muy buena pinta.
Y a la vista del pan, empezaba a definirse el tipo de establecimiento, un pan castellano, cuasi candeal, algo más tostado que este pero con corteza dura y miga de pequeña burbuja, muy de mi agrado y por lo que pude oir muy del agrado de la mayoría de la parroquia.
Vino a granel, un vino fresquito y agradable, más agradable con casera. Palencia no es una provincia que se conozca por sus vinos, pero aunque suene a chino sí que hay buenos vinos en Palencia, pero eso es harina de otro costal y quizás en otra ocasión se pueda hacer una visita a un par de bodegas palentinas.
Mis compañeras de mesa, dos de ellas tomaron pimientos Torquemada asados con ventresca. Buenísimos segun su criterio, carnosos y sabrosos, muy bien asados y sin ningún rastro de amargor. Esta variedad de pimiento se caracteriza por ser de fruto grande, carne gruesa y sabor dulce. Tiene una calidad superior a la media ibérica. Fruto de esta calidad, desde hace unos años se festeja la denominada Fiesta del Pimiento, dónde se ofrece una degustación de pimiento y otros alimentos de variedades locales.
En blancos, los que optaron por este tipo de vino acompañaron la comida con un verdejo, Nékora, que no tuve el placer de tomar.
Otros comensales tomaron menestra palentina de verduras frescas de temporada. Yo tenía otro concepto de la menestra palentina. Esta se componía de judía, alcachofa, guisante y lechazo. En un principio la que yo conozco es sin lechazo y lleva más tipos de verdura, algunas de ellas rebozadas, pero como el comensal de mi lado estuvo plénamente satisfecho con la ración y así me lo comunicó, la damos por buena por que ciértamente que las verduras eran frescas; igual es que hay diferentes recetas, no lo sé.
Yo tomé alubias blancas de Saldaña con caza y boletus. La verdad es quede caza no me tocó nada pero sí una gran cantidad de boletus. Muy finas de sabor y una elaboración de calidad, la alubia entera y un caldo bien ligado, buen sabor a setas y un plato generoso. La foto es con la ración casi acabada, pues se me pasó hacer la inicial y cuando me quise dar cuenta ya había terminado prácticamente con ella.
Esta denominación ampara diferentes variedades: riñón, planchada, pinta, arrocina y canela. Sea como sea, las más abundantes son la blanca riñón, que es de aspecto «oblonga, recta y medio llana, de tamaño tirando a grande», y la planchada, con un grano también arriñonado («corto y aplanado, de tamaño pequeño, si bien después del remojo se aproxima a la blanca riñón»). Son unas alubias muy aromáticas desde la propia cocción; en boca son de sabor suave y una piel muy fina, por lo que prácticamente no requieren remojo. Las bondades de estas alubias han sido alabadas con el dicho: «La alubia del Carrión, la mejor de la región y si es de Saldaña, la mejor de España».
En los segundos el comensal sentado a mi izquierda tomó un rodaballo frito con ajitos y piñones con un aspecto de lo más apetecible.
Medallones de corzo, manitas de cerdo ibérico y queso de cabra. Con muy buena pinta, la verdad.
De segundo tomé lechazo, otro gran desconocido de la gastronomía palentina, la fama se la lleva Burgos, pero Palencia se situa parejo tanto en calidad de las carnes como en la elaboración, de hecho este que tomé podría calificarlo como el mejor lechazo de este año, bien desgrasado, jugoso, sabroso y con el tueste justo de la piel, delicioso.
De postre hubo flan, cuajada, helado y fruta, todos los postres de elaboración casera.
El resumen, el sitio merece la pena, buenas elaboraciones, raciones generosas, buen precio y atención. Y como no, una exclente compañía, hay que repetir la experiencia.
Plaza Marqués de la Valdavia 9 34100 Saldaña Palencia