Hemos comido…en Ramales de la victoria, en Ronquillo.
Ronquillo es el tipico lugar que buscas cualquier excusa para celebar, esta vez no se que celebrabamos, pero como minimo el acercarnos a comer a Ramales.
A una recóndita aldea del oriente de Cantabria, de nombre Ramales de la Victoria, hemos venido a disfrutar del menú al que hemos bautizado como Obelix. A saber:
Alubia del lugar con jabalí cocinada en el caldero de la poción mágica durante interminables horas. Callos con morro y pata de las vacas lugareñas. Boletus de la Sierra del Hornijo, donde se reúnen los druidas las noches de luna llena, cortados con una hoz de oro también usada para recolectar el muérdago. De postre albóndigas de vacuno local alimentado en los alrededores la cueva de Covalanas.
Aperitivos de la casa:
Crema de castañas y níscalos, me ha dejado boquiabierto.
Crema de brócoli y papada, aquí hasta el brócoli está bueno
Boletus Salteados, brutales y recién recogidos.
Alubias rojas con jabalí. Una de las marcas de la casa, los guisos de alta montaña y la caza en un mismo plato.
Callos. Siempre son una maravilla, casi siempre los pedimos, con unas patatas de la casa.
Para terminar albóndigas. Una locura, sobre un parmentier de patata y acompañadas de abundantes vegetales. Si antes os decía que aquí incluso el brócoli está bueno, he de añadir que incluso las coles de Bruselas aportan su gotita al guiso. Las mejores albóndigas que he tomado hasta hoy.
De postre gelatina de miel, helado de queso y nuez, una pasada.
Muchas Gracias David, Ceci y compañía