Hemos Comido…en Ronquillo, cada vez que en casa se baraja el nombre de Ronquillo todos se apuntan a la visita.
En la última visita familiar al lugar la escena final de la comida podía entenderse como el de una película postapocalíptica, la mesa inundada de platos todos relucientes y cestos de pan acumulándose, no quedaba títere con cabeza.
Hoy veníamos con algo de carga de Solana, pero así todo, las recomendaciones de Ceci nos abrieron los ojos y también el apetito.
Regamos la comida con Gramona, un gran cava que es un antiguo conocido.
Los entrantes con los que te dan la bienvenida en el restaurante, en este caso versiones con y sin gluten.
Comenzamos con una ensalada templada de langostinos. Muy en su punto, lechuga de verdad que incluso sabe a lechuga (aunque a muchos les parezca difícil todavía existen vegetales de estas características), fideos chinos fritos, setas y una salsa similar a una mayonesa japonesa ligera.
Continuamos con las mejores cocochas de merluza que recuerdo, al ajillo. Creo que no se pueda decir más.
Para terminar, paletilla de cabrito a baja temperatura acompañado de cebolla asada y espuma de patata. David no deja de sorprendernos por mucho que vengamos, sus bases están claras: producto de cercanía y una elaboración minimalista.
De postres espuma de limón.
Para terminar la RCP creo que es como pocas, tanto por el tamaño de las raciones, como por la calidad y las instalaciones.