Hemos Comido…en Zaragoza, vuelta al único restaurante que conocía en la capital maña, a partir de ahora prometo buscar más sitios
En mi primera visita la experiencia me gustó, cocina típica maña, buen servicio y buenas instalaciones. No veas si hace calor en Zaragoza durante el verano, así que un buen aire acondicionado se agradece.
Esta vez nos sentaron en un comedor interior del cual no me habia percatado de su existencia en la ocasión anterior.
Comimos con dos vinos por copas, un gewurtraminer que gustó mucho a los otros dos comensales y un cariñena que tomé yo y que resultó una completa ruptura con la idea que yo tenía de estos vinos.
Comenzamos con unas madejas con ajopuerro. A los otros comensales no era algo que les apeteciera, pero accedieron ante mi insistencia, pero después del primer bocado les pareció una delicia. Yo ya las conocía de la visita anterior y para mí son las reinas de los menudos en Aragón.
Continuamos con una ensalada de conejo en sacabeche y frutos rojos. Escabeche del tradicional, muy de mi agrado. La ensalada que acompañaba era bastante agradable, aún con tomates cherri que para mí son el anti-tomate, algo sin ningun sabor y que lo único que tiene es presencia; la diferencia habría sido abismal de haber sido cualquier otro tomate.
Morcilla con anises, una especialidad de la casa. Riquísima, también incorpora algún piñón y avellana. Una morcilla zaragozana que merece la pena, bien frita y con una buena carga de sangre como a mí me gustan las morcillas.
Con los segundos todos coincidimos, paletilla de ternasco. BRUTAL, una de las especialidades de la casa y las patatas que le acompañaban estaban para ponerles un piso.
Los postres también resultaron de nuestro agrado, mi tiramisú me gustó mucho y el helado de higo que tenían también era especial.
Como en la ocasión anterior el precio estuvo muy bien, un buen RCP.
Por cierto, mis dos acompañantes celiacas no tubieron ningún problema.