Hemos Comido…en La Mulata, en su inicio tras el cierre provocado por el COVID, que ha comenzado con la Feria del Centollo.
Esta feria ya cumple su duodécimo aniversario. Por un precio fijo puedes repetir todas las veces que quieras de lo que quieras, te sirven un menú degustación donde el centollo marca la trayectoria.
Para comenzar, un pastel de centollo que está muy bien logrado. No soy muy amigo de estas elaboraciones, pero cuando están buenas y bien hechas hay que reconocerlo.
El año pasado me sorprendió mucho y gusto más, el gazpacho de centollo, pues era novedad para mí. Notas la carne de centollo en la sopa, jugoso y aportando un sabor que combina la perfección. Este año estaba igual de bueno.
En esta casa uno de nuestros habituales es el Brut Barroco, un cava con un precio muy ajustado al que estamos acostumbrados por que en todas las reuniones de amigos es el que compramos, debido al volumen de ingesta no nos podemos pasar de precio. Un cava de lo más digno y apetecible, con un muy buen RCP.
Continuamos con la preparación que es la reina de estas jornadas, el centollo cocido. Los centollos que nos sirvieron estaban perfectos de cocción y bien llenos. Disfrutamos de las cuevas (cuerpo), la cabeza al natural que estaba impresionante y de las patas, algo más dulces pero muy bien cocidas y llenas.
Creps de centollo aptos para celiacos. Nos gustaron un montón a los dos, con una salsa de tomate estupenda, el conjunto resultaba muy agradabe en textura y sabor, aunque la verdad es que el aspecto no es muy allá.
El siguiente del menú eran unas pochas con centollo, que como el año anterior no me convencieron, demasiado espesas para mi gusto.
Para terminar otro centollo. Esta vez me gustó aún más si cabe, y os voy a contar porqué: estaba un poco caliente, que es como más me gusta.
Una bola de helado para terminar, mi acompañante.
Como todos los años me voy de La Mulata con una sonrisa en la boca, todo perfecto y un precio muy ajustado.