Comida en El Risco en Laredo, puede que sea el restaurante con mejores vistas de Cantabria.
Todas las fotos están inundadas de un inequívoco color rojo, fruto de la insolación en el toldo que cubría las mesas y que le da este aspecto a toda la terraza, Que os conozco y sé que es un color muy particular, pero no es lo que estais pensando.
Comenzamos con un ineludible del lugar, el tomate de Palenque, una exquisitez de la zona de la que puedes disfrutar en contados sitios. Característico de los locales de Zacarías, y aquí regenta una de sus hijas que continúa la tradición de estos tomates de carne prieta y gran sabor, de fuerte impronta yodada, influencia de la cercanía al mar y de gran tamaño. Una de las rarezas de la huerta cántabra y que no tiene parangón.
Continuamos con un tiradito de bonito que resultó delicioso. Tartar de bonito y aguacate (demasiado picado) que no me sedujo lo más mínimo, soy de tartares sin añadidos, carne o pescado, sal y poco más, o mejor nada más.
Conejo. Con un sabor que me recordaba a las brasas zamoranas, a Toro, el pueblo de mi abuela, donde el conejo a la parrilla era una especiliadad de la casa de sus padres. Tomillo, romero, hacía mucho tiempo que no comía conejo a la parrilla, muy bueno.
Mejillones con una salsa con cierto toque de jengibre y picante.
Tres comensales, unas vistas únicas y un precio contenido.
Terminamos en El Risco sin proponérnoslo, teníamos que dejar un viajero en Laredo para que continuara camino a Zaragoza y habíamos reservado en un conocido restaurante de la zona. Después de más de una hora dando vueltas nos resultó imposible aparcar, intentándolo desde el puntal hasta el centro en varias ocasiones; tuvimos que anular la reserva y buscar un sitio donde poder aparcar para comer.
Al final todo salió bien.