Hemos Comido…en el Asador de Aranda, un lugar que venimos frecuentando desde su apetura, sobre todo la barra.
El Asador tiene una barra y una terraza bastante concurrida, con una serie de raciones que marcan la diferencia con la tónica general de la zona, más enfocada la cocina marinera. Sus raciones de morcilla con pimientos, de croquetas de cordero y de riñones a la plancha, no dejan indiferente a nadie.
Estaba claro que había que tomar la especialidad de la casa y a la vista de la carta opté por un menú degustación, que comenzó con un aperitivo de bienvenida que constaba de un gazpachito y un puding de cabracho.
El menú lo presidía la clásica torta en aceite arandina, algo con lo que hay que tener cuidado ya que te lo sirven caliente y está tan bueno que terminas acabando con todo lo que te ponen.
El menú comienza con unos embutidos ibéricos que según mi apreciación hubiera sido mejor prescindir de ellos, un primer entrante de entremeses fríos.
Para continuar con unos entremese calientes, aqui sí que da el do de pecho la cocina, cocina clásica con producto clásico, pero no por ello menos actual, morcilla de diez con pimientos y unas croquetas de huevo y jamón, para chuparse los dedos.
La ensalada que acompaña al lechazo también resultó muy de mi agrado, con una buena lechuga y en formato castellano, bien alegre de vinagre y sal, frescura en el plato, la cebolla roja también muy buena.
Y llegó el rey de la cocina castellana, el lechazo al horno, como si estuvieras en Aranda o cualquier lugar de Castilla donde bordan estos asados. Limpio de grasa debido a su larga cocción en el horno, jugoso y con la piel crujiente, delicioso. El corte uno de los mejores, la parte del rabo, jugoso y bien desgrasado.
De postre tarta fresca de cuajada.