Hemos Comido…en Polaciones en el restaurante Polaciones, ya el año pasado estuvimos comiendo su afamado cocido premiado en la IV ruta de los pucheros de Cantabria.
Diciembre 2016. Polaciones es una comarca de Cantabria donde me encanta ir, es un trajecto largo desde Santander pero una gran parte es por autovía y aunque el hombre del tiempo se empecine en que no se puede llegar, yo siempre me he encontrado con el paso abierto y mantenido por las quitanieves.
Pero en esta ocasión brillaba el sol enmarcado en un cielo azul. Habíamos reservado mesa el día anterior y cual no sería nuestra sorpresa al encontrarnos el bar abarrotado y el comedor también a muy temprana hora.
La carta es digna de ver, precios muy ajustados y una serie de raciones de corte tradicional, muy bien elaboradas y sobre todo producto de cercanías.
Como son conocidos de otras ocasiones me dejaron husmear en la cocina donde se estaba cociendo justamente lo que se debe y en concreto unos torreznos que llaman por estos lares, de los que nos sirvieron un aperitivo mientras esperábamos la comanda y de los que pudimos observar que no paraban de freir, todo el mundo los pedía.
Torreznos de la Laguna
Un torrezno más fino que el habitual, con algo de pimentón y bastante fresco, deliciosos.
Boronos
Esta es otra de las raciones de picoteo estrella de la casa, borono frito, crujiente y con el gran sabor que le caracteriza. Como los torreznos, con gran demanda.
Para comer un crianza de la casa, Carlos Serres que acompañó de maravilla la comida.
Los torreznos, como os decía al principio, son objeto de una gran demanda, acompañados de un buen pan hacen de delicioso entrante hacia la comida de montaña que nos espera.
Yo comencé con una sopa de cocido lebaniego. Cargada de sabor y de pasta, como es habitual en los alrededores. Los purriegos, al ser frontera con Liébana, comparten muchos aspectos gastronómicos y el cocido lebaniego es uno de ellos. El puchero al centro y «hacia el infinito y más allá» todo ello por 3,60€.
Mi acompañante tomó guiso de jabalí. Una pedazo de ración con el característico sabor del guiso montañés donde se nota la influencia de la cebolla y demás verduras, zanahoria, pimiento, ajo, que sirven de base a la salsa que le acompaña. Un guiso de paciencia, gran sabor y unas patatas fritas artesanas. Precio de la ración 10€.
Tomé de segundo cabrito guisado. Este se suele servir de encargo pero les quedaba una ración. Resultó una elaboración entre al ajillo de similar sabor a cochifrito y el característico guiso de cabrito cántabro. Junto con el cabrito de El Tejo los dos mejores que conozco a día de hoy. Acompañado de una sabrosa salsa producto de la elaboración y de unas patatas artesanas como las de la ración de jabali. Precio de la ración 14€.
De postre dos medias raciones de los más representativos del lugar, tarta de queso y arándanos, artesana y de chuparse los dedos y flan de lo mejorcito que concozco.
Como os dije al principio, estuve pululando por la cocina, utilizan en invierno una cocina econócimca para hacer algunos guisos. Por lo que pude observar había una gran demanda de entremeses que se afanaban en preparar en cocina, todo el mundo pedía de primero torreznos y boronos.
También vi pedir bastantes cocidos montañeses, guisos de patatas con jabalí, y sobre todo chuleta, y algo que me sorprendió: muchos filetes.
Y en los postres el flan de la foto creo que dice todo acerca su calidad.
Se puede hacer más pero no mejor. Merece la pena el viaje, vas a ver un paisaje único, si subes con algo de tiempo puedes hacer una excursión. Y sobre todo, es un entorno que tenemos que cuidar y mimar lo más posible, es lo más salvaje de Cantabria. Estos sitios se mantienen y se miman cuidando a los lugareños de manera que no se vayan a buscar fortuna a otros lares dejando despobladas zonas tan ricas como esta.
Por EL Mule