Hemos Comido…en el Brasas, un lugar al que vuelvo y vuelvo, y no me canso, ya que su oferta es única y muy ajustada.
Desde hace tiempo dispone de menú del día / noche, por un precio moderado puedes disfrutar de un almuerzo / cena en toda regla y siempre teniendo como centro la brasa.
Pero veníamos con las raciones claras, de hecho babeando pensando en ellas.
Langostinos a ajillo para empezar. Según mi acompañante el ajo que las acompaña es el mejor remedio para la resaca. A mí me chiflan, ya sé que es una ración viejuna, pero no por ello esta mal, todo lo contrario; estuvieron muy de moda en los setenta y ochenta, eran una de las raciones clásicas de chiringuito. Yo sigo en mis trece, me gustan.
Otro de los grandes de la brasa en este lugar es el champiñón. Viudo: fuego, sal y champiñón. También me gustan un montón.
Para terminar un solomillo de ibérico con patatas. Al hermano menor lo sirven en la barra con pan tostado a la brasa y para tomar en pincho, es lo más de zona. La carne de la ración es como la del pincho pero más extensa, con el aliciente de la patatas y también el viejuno pimiento del piquillo, este último ni me va ni me viene, podrían prescindir de él. En fin, una ración de las buenas con un precio razonable y una buena carne de ibérico.
Aquí mi final lo pone una tarta de queso a la que siempre me apunto y en la que destaca su fondo verdadero de galleta y un marcado sabor a mantequilla.
Dos comensales y como siempre un precio imbatible, de ahí que lleve alimentando las salidas de juerga de los santanderinos desde hace más de treinta años.