El más terrible de todos los estados mentales con fase terminal Mongolia es cuando algún directivo de tu empresa ante un proyecto te dice: Si yo lo único que quiero es apretar un botón y que…….
Huye de las situaciones posteriores, lo mejor que puedes hacer es pedir la cuenta y dejarlo pues no tiene solución, acaba de dar con el NPI (Ni Puta Idea) total.
Otra de las fases en las que se declaran ciudadanos Mongolia (más bien hijos adoptivos) es cuando generalmente ingeniero con cargo directivo, torpe en el mas amplio sentido informático, pero que ha descubierto internet y que rebusca, se aprende el discurso y cada vez que hay reunión nos larga la charla de cómo se deben hacer la cosas, siempre acecha hasta el último momento para el discurso final, cuando la gente está harta y deseando marcharse.
Existe otra frase que determina la ciudadanía y que aparece cuando alguien interviene en una discusión con el mismo objetivo, externalizar o utilizar la nube, (ente metafísico que todo lo resuelve) servicios informáticos de los que no tiene ni idea, pero ha leído que la nube es el paradigma, siempre es la misma respuesta a tus objeciones, es que yo voy más allá soy más ambicioso en mis aspiraciones que tú. Como sea tu jefe pide la cuenta, no entrés en discusiones con teóricos de la conspiración.
Hay otro estado que se encadena con el siguiente donde uno es consecuencia del otro, (este genera doctores honoris causa en el estado Mongolia). Presentas un presupuesto, ínfimo en seguridad donde pretendes que por lo menos puedas tener un antivirus y poco más y el presupuesto les parece desorbitado, la respuesta es siempre la misma; “Nosotros estamos aquí para hacer dinero no para ocuparnos de tonterías”.
Como consecuencia de y debido a la falta total de seguridad entra un virus que acaba con todo. Ya está el lio montado, los mismos que no habían aceptado el presupuesto anterior, el informático se come el marronazo y esta situación siempre tiene la misma forma, “con lo que invertimos en seguridad informática que nos pase esto tiene narices, la culpa es del informático que se pasa en día rascándose la barriga”.
Otra consecuencia de la seguridad es el robo de información. Y en muchos casos el intento de estafa con datos robados a algún directivo, el cual acudió al curso de seguridad y no dejaba de jugar con el móvil o el portátil sin hacer ni caso, al que no le puedes poner fecha de caducidad en las contraseñas pues él no tiene tiempo para aprenderse cada x días una contraseña por mucho que esta política forma parte de la empresa. Si, el mismo que tiene la contraseña con un posit en la pantalla, en la cartera todos los datos apuntados en su tarjeta de presentación, que tiene todas las claves en el teléfono y que su ordenador es una enciclopedia sobre virus, rootkits y todo tipo de malware disponible en la red debido a que no puede trabajar sin el Spotify, Ares e Itunes y toda la basura que encuentra disponible en la red, claro la culpa es del de siempre (premio al mongolito de oro).
Para amenizar el escrito un chiste autentico, igual que la vida misma:
Un tipo volaba en globo, de pronto se percató que estaba perdido, maniobró y descendió un poco. Diviso a un hombre abajo en la calle, bajó más y le gritó:
– ‘¡Disculpe!, ¿podría usted ayudarme?, prometí a un amigo que me encontraría con él a las 2:00, llevo media hora de atraso y no sé dónde estoy.’
– ‘Claro que puedo ayudarle. Usted se encuentra en un globo de aire caliente, flotando a unos 30 metros encima de esta calle; está entre los 40 y los 42 grados de latitud norte y entre los 58 y los 60 grados de longitud oeste.’
– ‘¿Es usted ingeniero?’
– ‘Sí, señor, lo soy, ¿cómo lo supo?’
– ‘Porque todo lo que usted me ha dicho es técnicamente correcto, pero aún no sé que hacer con la información que me dio y el hecho es que continuo perdido.’
– ‘¡Ah…! y usted debe ser un gerente.
– ‘En efecto, lo soy; pero ¿cómo lo averiguó?’
– ‘¡Muy fácil!: no sabe ni dónde está, ni para dónde va, hizo una promesa que no tiene idea cómo cumplir y espera que ahora otro le resuelva el problema, de hecho, está exactamente en la misma situación en que se hallaba antes de encontrarnos.
Pero ahora, por algún motivo, resulta que eso es… ¡culpa mía!’
El siguiente síntoma de ciudadanía, “Si soy mediocre, contrato a más mediocres, que se dedican a alabar mis logros (En el país de los ciegos el tuerto es el rey)”. Esta tiene el premio de ciudadano Gran Kan, siempre se ha dicho que las empresas familiares nunca sobreviven a una tercera generación y la respuesta a este misterio no es otra que esta.
Formo parte de la asociación de empresa familiar, de algo hay que fardar y es donde mostramos nuestros logros delante de un Photocall. Mi hijo tiene un master que solo le costó sacarle cinco años a 300000 euros al año, pero todo valga por el master aunque fuera de seis meses, había que comprarle un título al niño, una buena inversión y da prestigio, pagado pero prestigio además si todavía es un crio con 45 años. Ahora, antes de entrar como directivo en la empresa familiar se dedica a coaching, una excelente manera de desarrollo profesional y personal que le permite asesorar a terceros sobre sus experiencias, les indica el camino y conduce a la respuesta o a una posible solución. (El tiempo pasa tan despacio en Mongolia). Cuando se incorpore en la empresa se va a dedicar a colocar en estado de revista la informática de la empresa, que tiene un título de MIT, este ya fue la reostia de caro, pero así no tiene que desperdiciar el tiempo en una universidad como el resto de los humanos. Huye los más lejos posible, no sabes la que se te viene encima, todas las cagadas son para ti y todas las medallas para el niño, de 45.
Todo esto sin entrar en el escabroso mundo del cuñadísmo.
Y un largo etcétera de ciudadanos de este estado mental que pueblan el mundo empresarial.