El espacio que actualmente ocupa el Mercado Central fue, desde la primera expansión de la ciudad, el emplazamiento habitual de los mercados ambulantes.
En 1839, se inaugura, en esta ubicación, un mercado descubierto, el Mercado Nuevo, el germen del actual Mercado Central. Hacia finales del siglo XIX este mercado es claramente insuficiente para la ciudad de Valencia. Por este motivo, el Ayuntamiento de Valencia convoco hasta dos concursos para la construcción del nuevo mercado.
En 1910, el Ayuntamiento de Valencia convoca un nuevo concurso y, de los seis proyectos presentados se elige el de los arquitectos Alejandro Soler March y Francisco Guardia Vial. Ambos se habían formado en la Escuela de Arquitectura de Barcelona y habían trabajado en el equipo de colaboradores de Luis Doménech Montaner, arquitecto que se caracterizó por un estilo propio dentro de las líneas del Modernismo.
La espectacularidad del Mercado Central es innegable. Se trata de una de las edificaciones más atractivas y visitadas de la ciudad de Valencia. Su arquitectura no rompe la estética de la plaza, donde se integra a la perfección con otros dos importantes monumentos: la Lonja de la Seda y la Iglesia de los Santos Juanes. Es, indudablemente, el edificio más representativo de la Valencia que a principios del siglo XX avanza hacia el progreso tecnológico y mercantil y se siente orgullosa del potencial agrícola de su huerta. Esta apuesta por el progreso y por la producción agrícola se reflejan en de la estructura modernista del mercado y de la ornamentación alegórica que observamos en su interior.
Las cúpulas, de hierro, cristal y cerámica (la central alcanza 30 metros de altura) y las veletas que las coronan – la de la cotorra y la del pez – se integran a una panorámica paisajística de torreones y campanarios eminentemente valenciana.
La distribución del interior es racionalista, de manera que los puestos se sitúan a lo largo de una serie de calles rectilíneas atravesadas por dos anchas vías. Se concibió para 959 puestos, destinados en la zona general a tiendas altas cerradas para carnicería, tocinería, ultramarinos y quincalla; tiendas bajas para venta de patatas, legumbres, verduras, frutas y gallina; tiendas altas abiertas para venta de pan, volatería, carne y caza; y, en la pescadería, tiendas altas para venta de salazones y despojos, y tiendas bajas para pescado.
Los dos pabellones que flanquean el acceso principal están construidos enteramente en ladrillo visto, con aplicaciones de piedra y de cerámica decorada; mientras que el cuerpo anexionado de Tenencia de Alcaldía sigue la construcción de influencia novecentista y queda rematado por torretas coronadas por pequeñas cúpulas semiesféricas.
Si vienes a Valencia es una visita obligada, toda la oferta gastro del mar mediterraneo, la albufera y la huerta valenciana a tiro de piedra.
Por El Mule
Fuente Mercat Central de Valencia